Si eres una de las miles de personas que usan lentes de contacto, definitivamente debes extremar los cuidados con su higiene. Esto porque tras analizar con cuidado la seria infección ocular que una joven francesa contrajo debido al descuido, los investigadores descubrieron que la falta de limpieza en estos implementos puede generar todo un ecosistema de microorganismos peligrosos para el ser humano.

El caso data de julio de 2011, cuando una chica de 17 años buscó atención debido al dolor y enrojecimiento que su ojo izquierdo presentaba hacía dos semanas. Al indagar, los médicos se enteraron de que la joven, buscando ahorrar, usaba lentes desechables con su fecha de caducidad vencida, además de diluir su solución de limpieza con agua de la llave.

La mujer pudo se tratada exitosamente, sin sufrir más consecuencias que una cicatriz en su córnea. Sin embargo, esta semana se dieron a conocer los resultados finales de los microorganismos encontrados en la solución acuosa que usaba para almacenar sus lentes, los que tenían una variedad tan amplia que llegó a sorprender a los científicos.

Según explica Ars Technica, inicialmente los investigadores lograron aislar una ameba dentro de la solución, la cual contenía dos tipos diferentes de bacterias. Posteriormente se percataron de que el parásito tenía su propio parásito: un virus gigante al que bautizaron como Lentille, en un fenómeno que no es del todo extraño para los científicos.

Lo que sí les llamó la atención fue descubrir que este virus contenía a su vez un virus, conocidos como virófagos, al que llamaron Sputnik 2. Este “parásito de parásito de parásitos” ingresa directamente en la ameba y busca al virus gigante, usando su mecanismo para replicarse y distribuirse nuevamente.

De esta forma, si la ameba se infecta con el virus gigante, automáticamente se convierte en un emisor de dos infecciones virales al mismo tiempo.

Pero lo que acabó siendo más insólito es que además del virófago, los investigadores hallaron dentro del virus gigante una minúscula cadena de ADN de tan sólo 6 genes, la cual funcionaba de forma similar a los transposones, cadenas genéticas autónomas capaces de ingresar tanto al genoma de las bacterias como de los mamíferos. Sin embargo, al infectar esta cadena sólo a los virus, se le dio el nombre de “transpovirales”.

Y mientras los científicos aún se encuentran fascinados por el ecosistema, la recomendación para nuestros lectores es mantener sus lentes de contacto en las mejores condiciones higiénicas posibles, además de lavar -y secar- cuidadosamente sus manos antes de manipularlos.

Ojo de la joven antes y después de la infección | PMC

Ojo de la joven antes y después de la infección | PMC

Fábrica de virus en célula infectada | Didier Raoult

Fábrica de virus en célula infectada | Didier Raoult