Los equipos negociadores del gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC tienen previsto instalar en Oslo el miércoles el cuarto proceso de paz en 30 años, pero los delegados colombianos sufrieron un retraso en su viaje el domingo por problemas climáticos, según fuentes cercanas a la delegación.

Estaba previsto que las dos delegaciones llegaran el domingo a la capital noruega para reunirse a partir del lunes en un lugar secreto y a puertas cerradas, para sentar las bases de las conversaciones que eviten los errores de los procesos anteriores.

Pero “la salida de los delegados está retrasada por razones del clima. No sabemos cuándo viajarán”, dijo a la AFP en Bogotá una fuente cercana al equipo negociador del gobierno que no quiso ser identificada.

El aeropuerto El Dorado de Bogotá se ha visto afectado estos últimos días por granizadas y tormentas eléctricas que han provocado su cierre por varias horas a la vez que muchos vuelos han sido cancelados.

La AFP en Cuba intentó contactar a los representantes de las FARC en La Habana para obtener su posición sobre este anuncio, pero las llamadas telefónicas no obtuvieron respuesta.

El gobierno del presidente Juan Manuel Santos y la guerrilla comunista de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) tienen previsto instalar el 17 de octubre en Oslo el diálogo para poner fin a casi medio siglo de conflicto armado que a dejado miles de muertos y desplazados en Colombia.

La fecha habían sido adelantada por las autoridades noruegas, que son garantes junto con Cuba del proceso de paz. Chile y Venezuela son los países acompañantes.

El gobierno de Colombia, sin embargo, no ha confirmado oficialmente hasta ahora las fechas precisas de inicio del proceso, aunque el presidente Santos había anunciado que sería durante la primera quincena de octubre.

La rebelión marxista, nacida en 1964 de una insurrección campesina, llega debilitada, con unos 9.000 guerrilleros, menos de la mitad de los que tenía por los años 1990.

Su máximo líder, Timoleón Jiménez, alias “Timochenko”, dijo en un vídeo divulgado en septiembre que las FARC acuden “a la mesa de negociaciones sin rencores ni arrogancias”.

El gobierno de Santos marcó un giro respecto a la presión puramente militar de su predecesor Álvaro Uribe sobre las guerrillas.

“Mi gobierno ha tomado la determinación de avanzar con prudencia, con seriedad, con firmeza y sin repetir los errores del pasado, en conversaciones con la guerrilla para procurar el fin del conflicto armado”, declaró Santos ante la Asamblea General de la ONU.

Parten para ello con una agenda de cinco frentes: desarrollo rural, participación política de movimientos que surjan del proceso, cese definitivo de las hostilidades, el problema del narcotráfico y la situación de las víctimas.

Precisamente, decenas de familiares de víctimas del conflicto interno de Colombia se concentraron este domingo en la plaza Bolívar de la capital, exhibiendo fotos y mensajes pidiendo que se les tenga en cuenta en el proceso de paz.

El equipo gubernamental incluye personalidades de diversas esferas: el abogado Humberto de la Calle, el oficial retirado Jorge Enrique Mora, el exjefe de la Policía Nacional Oscar Naranjo, el comisionado de paz Sergio Jaramillo, el presidente de la Asociación Nacional de Industriales Luis Carlos Villegas y el ex ministro de Medioambiente Frank Pearl.

Los guerrilleros marxistas traen a Oslo a su vieja guardia.

Son Iván Márquez, del secretariado (máxima instancia de mando), Rodrigo Granda, de la comisión internacional, Marco León Calarcá, miembro de la delegación en la primera fase de negociación con el gobierno, Andrés París, considerado un ideólogo radical y Simón Trinidad, quien participó en los fallidos diálogos en San Vicente del Caguán (1998-2001).

Este último cumple condena en Estados Unidos. Pese a ello, las FARC reclaman su participación en el diálogo.

La ministra de Justicia colombiana, Ruth Stella Correa, ha afirmado que la intervención de Trinidad “a través de mecanismos virtuales podría ser posible. Es decir, a través de teleaudiencias”, pero “en caso de que el gobierno americano lo autorice”.

Las FARC ya avisaron que en cuanto se inaugure el proceso oficialmente tienen la intención de plantear un alto el fuego bilateral, al que se opone Santos, que mantiene las operaciones militares.

“El cese del fuego nosotros lo vamos a plantear inmediatamente nos sentemos en la mesa”, dijo el comandante Mauricio Jaramillo hace unas semanas en La Habana.

Este domingo, las FARC dinamitaron dos torres de energía en una zona rural del departamento colombiano de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela.

Los plazos también plantean problemas. Santos dijo en la ONU que espera llevar a buen puerto el proceso en un año. Las FARC no quieren presión de calendario.

Además de las FARC, en Colombia opera el marxista Ejército de Liberación Nacional (ELN), que afirma estar interesado en explorar salidas al conflicto si se resuelven las causas sociales que lo originaron.

El conflicto armado en Colombia dejó unos 600.000 muertos, según estimaciones del gobierno, así como centenares de miles de desplazados y millones de víctimas de atrocidades como torturas, secuestros, violaciones, reclutamiento infantil y minas antipersonas.

Por eso el relativo optimismo (el 60% de la población apoya el diálogo, según las últimas encuestas) se entremezcla con la incertidumbre.