Turquía pidió este jueves al Consejo de Seguridad de la ONU que instale cuanto antes campos de refugiados en Siria para aliviar el masivo flujo de personas que llegan a su país huyendo del conflicto, antes de la reunión sobre la crisis humanitaria que afecta a millones de civiles.

El ministro turco de Relaciones Exteriores, Ahmet Davutoglu, expuso que más de 80.000 sirios se encuentran en campos de refugiados en Turquía, 4.000 personas cruzan a diario las fronteras y unos 10.000 aguardan en ellas.

“Ante tal desastre humanitario, la ONU debe comenzar a instalar sin demora campos para personas desplazadas en el interior de Siria”, añadió Davutoglu, quien recordó que Naciones Unidas cifra en más de dos millones de personas los desplazados en el país a consecuencia del conflicto.

Turquía “no puede asumir el actual flujo de refugiados”, recalcó el ministro.

Durante la reunión en la sede de la ONU en Nueva York, el Consejo Nacional Sirio (CNS, principal coalición opositora) volvió a reclamar la creación de una zona de exclusión aérea para ayudar a la población civil.

Francia y Reino Unido adelantaron, en una conferencia de prensa conjunta previa a la reunión, que los diplomáticos no alcanzarían un acuerdo sobre el establecimiento de zonas desmilitarizadas debido al complicado operativo militar necesario.

“No estamos descartando ninguna posibilidad de cara al futuro. No sabemos cómo se desarrollará esta crisis”, explicó el ministro de Exteriores británico, William Hague, quien precisó que el conflicto “está empeorando”.

“Tenemos un plan de contingencia para un amplio abanico de escenarios”, pero “tenemos claro que una zona desmilitarizada requiere una intervención militar que debe ser sopesada con mucho cuidado”, aseguró Hague.

París y Londres también anunciaron que sus gobiernos sumarán 6,2 millones de dólares y 4,75 millones de dólares respectivamente al dinero ya aportado para ayuda humanitaria.

El Consejo de Seguridad permanece dividido sobre cómo poner fin al conflicto, convertido en una guerra civil y que ya ha dejado unos 25.000 muertos.

Rusia y China vetaron en tres ocasiones resoluciones que buscaban imponer sanciones contra el régimen sirio, al tiempo que las relaciones entre países de Oriente Medio se han tensado.

El presidente egipcio, Mohamed Mursi, denunció el jueves en Irán, aliado de Damasco, el gobierno “opresivo” e ilegítimo del presidente sirio Bashar al Asad.

En el terreno, la lucha no conoce tregua, principalmente en la capital, un día después de que la violencia causara 128 muertos en el país, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Al menos 20 personas, entre ellas ocho niños y nueve mujeres, murieron el jueves en un bombardeo de las tropas regulares contra la región de Idleb, en el noroeste de Siria, anunció el OSDH.

El bombardeo tuvo como blanco la localidad de Abú el Zuhur, donde los rebeldes afirman haber tomado el control del aeropuerto y derribado un avión de combate durante violentos enfrentamientos con el ejército.

“Los dos pilotos se lanzaron con paracaídas y fueron capturados”, afirmó el coronel Afif Mahmud Sleiman, jefe del consejo militar rebelde de la provincia.

Según Sleiman, el avión fue derribado durante un ataque orquestado por “centenares de rebeldes” contra ese aeropuerto. “Además del avión que derribamos, quemamos 11 aviones MIG en este aeropuerto que ahora controlamos totalmente”, añadió.

Según el OSDH, el balance provisional de víctimas del jueves es de al menos 77 muertos (46 civiles, 21 soldados, 10 rebeldes).

El director del hospital militar Techrine de Damasco, indicó el jueves a la AFP que más de 8.000 soldados y miembros de las fuerzas de seguridad perdieron la vida desde el comienzo de la crisis.

Para la OSDH, más de 25.000 personas, en su mayoría civiles, han muerto en los últimos 17 meses.

En Damasco, se escuchaban el jueves disparos del ejército en el barrio de Qabun (este) y había enfrentamientos con metralletas y tanques en Tadamun (sur), según militantes opuestos al régimen de Asad.

La capital siria es escenario de violentos combates desde el mes de julio. Los operativos del ejército apuntan principalmente a las zonas ubicadas al este de la capital, donde están atrincherados los rebeldes, según un comandante rebelde en Damasco.