El Gobierno envió al Congreso una indicación para establecer -de manera permanente- el día 19 de septiembre como feriado irrenunciable para los trabajadores del comercio.

La idea va a ser despachada sin problemas: por un lado las fuerzas del oficialismo no pretenden parecer tacañas frente a la entrega de un feriado; y por el otro, la oposición -como toda oposición- pide lo que sea porque no será ella la que tenga que asumir los eventuales costos de tomar la iniciativa. Además -de paso- la coalición contraria ejerce presión sobre el Gobierno y le sale gratis.

Según el Ministerio del Trabajo, el nuevo feriado beneficiará a un millón de trabajadores dependientes. En resumen, desde 2007 el comercio tiene 4 feriados obligatorios anuales: el 1 de enero, 1 de mayo, 18 de septiembre y el 25 de diciembre… y ahora se asoma el quinto.

Seguramente los pequeños empresarios recibirán conformes la medida, ya que tendrán un día más para luchar sin el agobio de las grandes tiendas. Pero, en general, desde el empresariado no aceptan la idea con mucha tranquilidad porque “el feriado tiene un costo para el país”.

En realidad el costo es para ellos, porque dejarán de ganar.

En Chile hay muchos feriados -y nadie dice que sea malo descansar- pero los trabajadores debemos preguntarnos también por nuestra baja productividad.

Por lo tanto, parece importante analizar -sin prejuicios- sobre cómo lograr espacios laborales más flexibles, sin vulnerar los derechos de los trabajadores. Y si eso se lograra, tal vez tendríamos un mayor tiempo libre que los asignados por estos feriados legales.

El comentario es de Nibaldo Mosciatti para BioBioChile: