Los militares estadounidenses estudian probables planes de intervención en Siria para el caso de que sea necesario controlar las armas químicas del régimen de Damasco, indicaron altos funcionarios y expertos en Washington.

Según esas fuentes, no está prevista ninguna acción militar inmediata, pero el Pentágono se plantea diversos escenarios para impedir que, en el caos creciente de la guerra civil siria, las armas químicas caigan en manos de extremistas islamistas o de los radicales del régimen dispuestos a todo.

El presidente Barack Obama advirtió el lunes último al régimen de Bashar al Asad que el uso de armas químicas, e incluso su mero desplazamiento, supondría pasar “una línea roja” para Washington, preocupado por la situación de sus aliados en la región, en primer lugar por Israel.

“Hasta ahora no he dado la orden de intervenir militarmente” en Siria, pero “si empezamos a ver que se utilizan o desplazan armas químicas, eso modificaría mis cálculos”, destacó Obama.

“Es una hipótesis totalmente nueva, ya que hasta ahora (…) jamás hemos visto a un país dotado de armas químicas inmerso en una guerra civil”, comentó Charles Blair, de la Federación de Científicos Norteamericanos (FAS).

Los militares que durante el gobierno de George W. Bush intervinieron en Irak en 2003 para apoderarse de las armas de destrucción masiva –que de hecho no existían– fracasaron a la hora de capturar ciertas armas convencionales sensibles, agrega este experto en proliferación de armamentos y terrorismo.

Según Charles Blair, a pesar de los esfuerzos de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), desaparecieron varias toneladas del potente explosivo HMX y hubo pillajes en el sitio de Tuwaitha, en Irak.

“¡Que esto sirva de lección en un país muy complejo como Siria, donde es difícil tener información fiable!”, declaró Blair, quien prevé “unas cuantas sorpresas negativas” en caso de intervención.

El régimen sirio reconoció por primera vez a fines de julio que poseía armas químicas y amenazó con emplearlas en caso de intervención militar occidental pero jamás contra su propia población. Los rebeldes acusaron al gobierno sirio de haber desplazado algunas de esas armas hacia las fronteras.

Según los expertos, esas reservas de armas químicas son de los años 70 y cuantitativamente son las más importantes de Medio Oriente: centenares de toneladas. Se trata sobre todo de gas sarín y gases enervantes y otros agentes como el gas mostaza, dispersos en unos cincuenta lugares diferentes, según esas fuentes.

“No tenemos un conocimiento perfecto de todos esos sitios de almacenamiento de armas químicas sirias, pero tenemos medios muy eficaces para vigilar esas reservas”, asegura un alto funcionario estadounidense que se mantuvo en el anonimato. Según él, Damasco tiene hasta el momento “un buen control” de esos lugares.

La vigilancia está en primer lugar garantizada por satélites espías estadounidenses.

El recurso a la información humana es más problemático debido a los desórdenes provocados por la insurrección.

Pero, en caso de intervención, “la red de tránsfugas del régimen” sería esencial para proteger esos arsenales, estima Melissa Dalton, una ex funcionaria del Pentágono que trabaja para el grupo de investigación Center for a New American Security.

En principio, las fuerzas especiales jugarían un papel decisivo. Pero probablemente se necesitarían unidades convencionales más importantes para garantizar la seguridad de esos sitios, afirma el alto funcionario estadounidense.

Una acción militar de ese tipo sería sin duda realizada conjuntamente con aliados de Estados Unidos, como Israel, países de la OTAN y países árabes, estima Melissa Dalton.

Uno de los temores de Israel es que esas armas químicas caigan en manos del movimiento chiíta Hezbolá en Líbano (apoyado por Siria e Irán). Pero, según esta experta, Hezbolá “sabe muy bien que no podrá utilizar tales armas sin correr el riesgo de sufrir represalias masivas” de Israel.

Finalmente, según Dalton, Washington presionará a Israel para que evite, en esa hipótesis, actuar “unilateralmente para impedir que esas armas caigan en malas manos” en sus fronteras.