Aunque su población todavía es joven, África deberá enfrentarse a su envejecimiento, un proceso que sería más rápido que en los países desarrollados y planteará desafíos en materia de atención a las personas mayores, explica un estudio aparecido este jueves.

Hoy en día, los menores de 15 años representan el 40% de la población en África (actualmente alrededor de mil millones de habitantes), frente al 27% en el conjunto de la población mundial, recalca este estudio del Instituto Nacional de Estudios Demográficos (INED), un instituto de investigación francés.

Pero en los próximos 40 años, la proporción de personas de 60 años y más (5,5% en 2010) debería “duplicarse en numerosos países africanos si la fecundidad continúa bajando al ritmo actual”, añade el estudio. El INED revela que “este envejecimiento demográfico se producirá a una velocidad mayor que en los países desarrollados”.

Así, el número de personas mayores debería cuadruplicarse en África entre 2010 y 2050 y pasar de 56 a 215 millones, es decir, casi tanto como en Europa (241 millones). El continente africano contaría entonces con 22,5 millones de personas con 80 o más años, es decir, cinco veces más que hoy.

Entre los desafíos que planteará este envejecimiento, el INED desvela que “menos del 10% de las personas mayores pueden aspirar a una pensión de jubilación” en África, principalmente, funcionarios o empleados de grandes empresas privadas.

El Instituto señala también que en materia de sanidad, “la gran mayoría de las personas mayores carecen de cobertura social”.

Aunque, en general, los ancianos africanos pueden contar con su “red familiar” para satisfacer sus necesidades, el estudio pone de relieve que “grandes cambios sociales y económicos se aprecian a escala continental y tienen repercusiones en las organizaciones familiares”.

Especialmente, “las jóvenes generaciones buscan emanciparse de la tutela de los mayores” y “el estatus social” de los ancianos se “valora menos que antes”. “La disminución de los recursos territoriales” lleva también a marcharse a la ciudad, donde “los alojamientos son más pequeños y más caros”. El aumento de las mujeres que trabajan, diplomas, estudios cambian también el modo de vida y contribuyen a disminuir el apoyo a los mayores.

Por tanto, los países africanos necesitan llevar a cabo “políticas públicas adaptadas” (protección social, jubilación…) para hacer frente al desafío del envejecimiento, concluye el INED.