Kim Jong-un lleva poco más de medio año como líder de Corea del Norte, pero ya se ha convertido en la gran inspiración deportiva de los héroes olímpicos nacionales en el buen arranque del país en Londres-2012, donde en los tres primeros días ya se lograron tres oros.

Los nuevos modelos a seguir en el hermético país del este asiático son la judoca An Kum-Ae (-52 kg) y los pesistas Kim Un Guk (-62 kg) y Om Yun-chol (-56 kg), y todos ellos dedicaron casi íntegramente sus palabras de dedicatoria al final de sus pruebas a alabar al líder del país y honrarle con sus triunfos.

“Kim Jong-un está a la espera de noticias, así que estará encantado de recibir esta. El país entero está feliz y el padre de la patria también”, señaló Kim Un Guk, el único que superó al colombiano Óscar Figueroa, medalla de plata el lunes en el complejo deportivo ExCel.

“El secreto es el apoyo de nuestro general y líder supremo, Kim Jong-un. Él siempre espera los mejores resultados de todos nuestros atletas”, insistió.

Su compañero del equipo de halterofilia Om Yun-chol, que había triunfado el domingo en los -56 kilogramos, fue incluso más allá al ensalzar a la saga familiar que gobierna Corea del Norte y consideró que el difunto Kim Jong-il, el denominado “Querido Líder” por la propaganda oficial, le había ayudado.

“¿Cómo puede un hombre levantar 168 kilogramos? Creo que es el gran Kim Jong-il el que me ayudó desde arriba”, afirmó ante la perplejidad general.

Kim Jong-il subió al poder en 1994, tras la muerte de su padre Kim Il-sung, y fue el “Líder Supremo” norcoreano hasta su muerte el 17 de diciembre de 2011, que abrió una nueva etapa, con su hijo Kim Jong-un al frente.

Que algunos crean que el fallecido Kim Jong-il pudo ayudar a levantar peso a su deportista no tendría nada de particular si se creen también los datos de la propaganda nacional, que le atribuían poderes sobrehumanos, como escribir 1.500 libros en tres años o hacer once hoyos de golf con un mismo golpe, aunque otras fuentes rebajan la increíble hazaña a cinco hoyos en un golpe.

La judoca An Kum-Ae también subió a lo más alto del podio en Londres y, como el resto, compartió su alegría con los dirigentes nacionales

“Como atleta yo creo que ganando esta medalla puedo glorificar a mi nación y apoyar a mi pueblo, así que estoy realmente feliz. Y creo que di algo de felicidad y alegría a nuestro líder, Kim Jong-Un”, afirmó a la prensa la veterana judoca, que venció en la final a la cubana Yanet Bermoy.

Pero la tradición de alabar al líder no es ni mucho menos nueva, sino que es una tradición asentada en un país que convierte los éxitos deportivos en una vía de promoción exterior y refuerzo de la cohesión interna, la identidad nacional y de exaltación de los símbolos oficiales.

“Sólo tenía en mi cabeza que los ojos de mi Querido Líder estarían mirándome y eso me animó a levantar ese peso”, afirmó la pesista Pak Hyon-suk, oro en Pekín-2008, aludiendo a Kim Jong-il.

Londres-2012 ha arrancado de manera fulgurante para la delegación norcoreana, que en los tres primeros días de competición sumó tres oros y un bronce, con lo que ha encarrilado el objetivo de superar la mejor actuación histórica del país en los Juegos Olímpicos, Barcelona-1992, donde se lograron nueve preseas, cuatro de ellas de oro.

Y eso que los Juegos no comenzaron de la mejor manera para el país, ya que el miércoles 25, en el partido de fútbol femenino que su selección ganó 2-0 a Colombia, se retrasó el inicio del choque una hora por una confusión en el videomarcador, donde se mostró la bandera surcoreana en vez de la norcoreana.

Un tema delicado para un país donde la tensión con el vecino del Sur es constante y que hace de la simbología nacional un asunto de primer orden, siempre teniendo en cuenta que el deporte es mucho más que un simple juego.