Podía haber llevado una vida de lujos en Catar por su cercanía con el emir, pero sus inquietudes deportivas le llevaron a dedicar muchas horas para entrenar y cuidar su preparacion: Nasser Al Attiyah, campeón del rally Dakar en 2011 logró este martes un bronce olímpico en tiro.

Fue en la prueba de skeet, donde se proclamó campeón el estadounidense Vincent Hancock, que ya se había colgado el oro hace cuatro años en Pekín-2008, en uno de los días más intensos de su vida, como el 15 de enero de 2011, cuando cubrió la etapa Córdoba-Buenos Aires y conquistó el emblemático Dakar.

La prueba llevaba ya deslocalizada en Sudamérica por tercer año consecutivo y se disputó en Argentina y Chile, antes de que un año más tarde se incluyera a Perú en el recorrido.

Al Attiyah, con el alemán Timo Gottschalk de copiloto, subió a lo más alto del podio en autos, por delante del sudafricano Giniel De Villiers y el español Carlos Sainz fueron segundo y tercero respectivamente.

Desde entonces no había conseguido al volante un éxito similar, pese a su participación en pruebas del Mundial de Clubes (WRC), contra el francés Sebastian Loeb, el finlandés Mikko Hirvonen y el resto de estrellas de la disciplina.

Todo ello sin descuidar su sueño olímpico, en la quinta edición en la que participa, consiguiendo por fin subir al podio.

“Hace veinte años soñé que ganaba un rally y lo hice. Hace veinte años soñé que ganaba una medalla olímpica y lo he hecho. Así que estoy feliz”, comentó este martes, tras su tercer lugar en el skeet del tiro olímpico.

Este príncipe de sangre, familia del emir de Catar e hijo de su jefe de gabinete, continúa la tradición de personas relacionadas con casas reales que consiguieron competir con éxito en los Juegos Olímpcios, aunque la vela y la equitación habían sido anteriormente los ejemplos más recurrentes.

A sus 41 años, después de cuatro participaciones sin frutos en los Juegos Olímpicos, ha hecho una pausa en sus rallies y sus competiciones automovilísticas para probar su puntería en Londres-2012 y el resultado fue más que satisfactorio.

Pero no es un recién llegado y ya en Pekín-2008 fue incluso el abanderado de la delegación del pequeño país del Golfo Pérsico.

“Terminé cuarto en Atenas (en 2004)”, había recordado al principio de las pruebas en Londres. “Tengo una agenda muy llena al practicar dos deportes”, comentó.

En el WRC, en mayo decidió ceder el volante de su Citroën DS3 para concentrarse en el tiro, entrenándose dos meses en Italia, Francia, República Checa y Austria.

En el rally Dakar, su prueba preferida, debutó cuando la prueba se disputaba en su trazado tradicional por el norte de África y continuó haciéndolo después de que la edición de 2008 se suspendiera por temor a no poder garantizar la seguridad. Desde 2009, Sudamérica es el escenario de la mítica prueba.

Por ello ha pasado de su título de 2010, tras superar los retos de las dunas de Copiapó y la Pampa argentina, al bronce olímpico de Londres. Un recorrido insólito para un palmarés que amenaza con enriquecer en los próximos años, incluso probando suerte en otros deportes.