Los aficionados de todo el mundo y los rivales de Lebron James, Kevin Durant y el equipo estadounidense de básquet ven sus partidos, leen las crónicas que les glosan y conocen su juego. Ellos, en cambio, no saben mucho de sus rivales. Sólo queda ver si tiene alguna importancia.

“Partido a partido nos enteraremos”, explicó James Harden, el campeón de la NBA con los Miami Heat, “no podemos empezar a mirar cinco partidos más allá”, agregó, durante el encuentro con la prensa que mantuvieron a su llegada a Londres.

“Conocemos sus tendencias de juego”, respondió sin más detalles André Iguodala, el jugador de los Philadelphia 76ers.

Cuando se le pregunta al entrenador italiano Ettore Messina, ayudante de Mike Brown en los Lakers, por el grado de conocimiento de los rivales que tienen los estadounidenses, responde con un gesto: “mezzo, mezzo”.

“Creo que al final les van a dar más información de lo que pensamos”, explicó a la AFP el entrenador, que ganó dos Euroligas con el CSKA de Moscú y que está en Londres de comentarista para una cadena de televisión italiana.

“El entrenador estadounidense Mike Krzyzewski es un hombre muy análitico y seguro que se la va a dar”.

En Pekín-2008 los rivales iban cayendo al paso de Estados Unidos. Lejos de conformarse, olvidar la derrota y pasar a otra cosa, algunos tomaron buena nota por si el destino les daba una segunda oportunidad.

Cosa que le ocurrió a España. Perdió 119 a 82 en la primera fase y en la final vendió cara su piel hasta el punto que si hubiera ganado no hubiera sido una sopresa. El resultado final fue 118-107.

Kobe Bryant suele ofrecer algo más que la coletilla “son un gran equipo, con grandes indivualidades” que se cuela en las respuestas de muchos estadounidenses, incluso cuando se les pregunta por encuentros recientes de preparación.

Recuerda lo qué ocurrió en la final de Pekín y cree que la clave estuvo en el trabajo táctico que hizo España entre su primer y segundo enfrentamientos.

“La primera vez que los encontramos les ganamos por 30 o 40 puntos. Hicieron sus ajustes y fueron muy inteligentes. Tenían una visión increíble, miraban a donde tenían que mirar, daban el pase que llevaba al siguiente y al siguiente, y al tiro. Jugaron increíblemente bien”, narró.

En su primer partido del torneo de Londres, Estados Unidos arrolló a Francia (98-71) a la manera que se le supone: sin corsés tácticos, dejando jugar libremente a sus estrellas.

Pero, ¿qué pasaría si el oro de Estados Unidos dependiese de un gran trabajo táctico?

Para Messina, los entrenadores estadounidenses están limitados en ese terreno: “tienen que ir con cuidado con no ‘sobreentrenar’”. Es decir, no agobiar con información y consignas a unos jugadores que “confían mucho en sus cualidades”.

Mike Krzyzewski se defiende de cualquier sospecha. “Entendemos perfectamente lo bueno que es el resto del mundo. Lo entendemos y nos preparamos para ello”, dijo.

“Sabemos que nos pueden ganar”, sentenció, recordando una ventaja -puede que la única- que los otros equipos tienen: compenetración creada a base de muchos años juntos, algo de lo que no pueden disfrutar unos jugadores absorbidos por las exigencias de la NBA.

“Es la ventaja competitiva de los equipos internacionales. Esa instintiva reacción de los unos a los otros, en eso no podemos ser tan buenos como ellos”.

“Es como comparar una obra de Broadway que lleva años en cartel con una en su primer fin de semana”, sentenció Krzyzewski. Visto el primer partido ante Francia, no hay duda: ganó la obra de estreno.