La fotografía cuenta con innumerables formas de mostrarnos un trozo de la realidad, ya sea por medio de las clásicas imágenes tomadas con cámaras análogas, o las nuevas y versátiles capturas hechas con cámaras digitales.

Una de las técnicas favoritas de los fanáticos (o conjunto de técnicas) de la “fotografía intensa” es el HDR o High Dynamic Range, el método nacido en la fotografía análoga de Gustave Le Gray en 1850, perfeccionada en 1930 por Charles Wyckoff y adoptada por los fanáticos de la imagen digital en 2005, con la introducción de la herramienta final en Photoshop CS2.

Esta atractiva forma de procesar las imágenes logra una fotografía de una calidad impresionante, que lleva al observador a sentirse más allá de la realidad, perdiéndose entre una impactante invasión de colores.

Entonces cuando hablamos de HDR nos referimos a una técnica para procesar imágenes, que busca mejorar al máximo posible el rango dinámico de la iluminación en la captura hecha con la cámara, representando mejor la exposición de la luz en todas las zonas y obteniendo una foto de alto contraste que muestra la mayor cantidad de detalles posibles.

Para lograr una foto en HDR sin ser experto, se necesita una cámara digital que tenga opciones de ajustes manuales u opción de horquillado automático. Con esta se deben tomar varias capturas de la misma imagen con diferentes exposiciones, variando la velocidad de obturación (S) o la apertura del objetivo (F), por ejemplo.

Si tenemos una cámara con disparo manual, debemos utilizar un trípode, ya que tomaremos tres o más capturas que deben tener el mismo encuadre y enfoque, para lo que se debe tener mucho cuidado al cambiar los rangos del obturador y del objetivo entre cada foto. Si tenemos una cámara con horquillado automático (o “bracketing“) también es recomendable utilizar un trípode, a menos que tengamos muy buen pulso.

La idea de tomar tres o cuatro capturas como mínimo es para obtener rangos de luminosidad bajos, medios y altos, dependiendo de la apertura de diafragma que le demos a cada toma.

Imágenes superiores en obturación - 4 / -2 / +2 / +4 | Imagen Inferior en HDR procesado | Kevin McCoy (cc)

Imágenes superiores en obturación - 4 / -2 / +2 / +4 | Imagen Inferior en HDR procesado | Kevin McCoy (cc)

Una vez que hayamos logrado tener las distintas tomas con diferentes rangos de luminosidad, debemos procesar las imágenes con un programa especial, siendo los más utilizados el Photoshop CS2 y el Photomatix, que tienen las opciones para fundir las capturas en una sola imagen.

Dichos programas nos permitirán cambiar los rangos en cada imagen y jugar a nuestro antojo con la luminosidad de toda la fotografía, logrando un producto final de contrastes impresionantes, que resalta los detalles de todas las zonas de la foto.

La elección de la imagen a capturar dependerá de la sensibilidad de quien tenga la cámara en sus manos, pero hay recomendaciones básicas a la hora de elegir, como los espacios abiertos con presencia de nubosidad, que permiten resaltar los detalles del cielo; Las zonas con objetos metálicos, que abren la posibilidad de jugar con los reflejos extremos; Y fotografías nocturnas, que permiten mostrar detalles de estrellas y colores nocturnos que no veríamos a simple vista.

A pesar de las anteriores recomendaciones, también se puede tomar la fotografía con un sólo disparo utilizando el formato Raw, que guarda más información de la imagen, pero no será tan detallado como un HDR hecho con varias capturas.

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