El nadador brasileño “Super” Thiago Pereira entró el sábado en una nueva dimensión de su carrera con su medalla de plata en los 400 metros estilos de los Juegos de Londres-2012, que salda su asignatura olímpica pendiente.

La medalla conquistada por Thiago en la apertura de la natación olímpica tiene más valor aún si se toma en cuenta el calado de los rivales: la estrella estadounidense Michael Phelps quedó cuarto y Pereira sólo fue superado por el el doble campeón mundial, el también norteamericano Ryan Lochte.

“Incluso si no hubiese conquistado una medalla, ya sabía que había dado tdo de mí y no tenía motivo para arrepentirme”, dijo el joven de 26 años que entró en el olimpo de la natación brasileña, propiedad exclusiva hasta ahora de César Cielo, oro y bronce en Pekín-2008.

Oriundo de Volta Redonda (Estado de Rio de Janeiro), Thiago ya dejó entrever de lo que era capaz en los últimos Panamericanos de Guadalajara-2011, donde se había bañado en títulos con seis medallas doradas, una de plata y una de bronce.

Esta hazaña lo colocó entre los grandes de todos los tiempos en citas continentales, superando al mítico nadador estadounidense Mark Spitz, que había ganado cinco oros en los Panamericanos de Winnipeg-1967.

Si los Panamericanos se le dan bien a Thiago, ya que en Rio de Janeiro-2007 también se llevó seis oros, una plata y un bronce, y en Santo Domingo-2003 había conquistado una plata y un bronce, los Juegos Olímpicos eran en cambio su estigma.

En Pekín-2008, en una gran actuación, se quedó a las puertas del podio en cuarto lugar en los 200m estilos detrás de Phelps, Lochte y el húngaro Laszlo Cseh, y fue octavo en los 400 metros de esta disciplina.

Cuatro años antes, en Atenas-2004, había sido quinto en la final de los 200m estilos.

Pero esta vez el nadador del Corinthians (1,83 metros de altura y 84 kilos) no estaba dispuesto a dejar pasar otra ocasión.

“Estos son los Juegos para los que mejor estoy preparado. Hice un trabajo nutricional y la parte médica está perfecta. Todo lo que podía buscar, lo busqué. En los otros Juegos no tuve nada de esto”, había advertido antes de su debut en el Centro Acuático de la capital británica.

A esta primera medalla se pueden sumar otras en los 400m estilos y los relevos 4×100 de la especialidad, en los que también se presentará en los Juegos de Londres.

La búsqueda de la autosuperación forma parte del ADN de Thiago desde pequeño, ya que aprendió a nadar a los dos años después de que casi se ahoga al en la piscina de su tío.

El nadador dio una muestra de su cultura del trabajo tras los Juegos de Pekín, cuando se mudó a Estados Unidos para mejorar su rendimiento, un proceso que continuó con Albertinho como entrenador, lo que le permitió “comer” esas milésimas de segundo decisivas en una gran cita.

Si Londres es el objetivo a corto plazo, Thiago y otras figuras de la natación brasileña ya miran a los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro y para ellos han creado el “Proyecto Rumbo al Oro – 2016″ (P.R.O 16) con sede en el Centro Olímpico de Entrenamiento de Sao Paulo.

Cuando se le pregunta qué es ser un ídolo, el multipremiado nadador mantiene la humildad: “Dar buenos ejemplos, tener conquistas importantes y ser una persona positiva y simple”, dice.