Los atletas chinos, en particular los que participaban en los Juegos Olímpicos, estuvieron sometidos a un ‘dopaje de Estado’ sistemático en los años ochenta y noventa, según reveló a medios de comunicación australianos una responsable médica jubilada.

“El dopaje se había expandido en los años ochenta (…) Y se hacía utilizando la hormona del crecimiento, lo que se describía entonces como un método de entrenamiento”, afirmó Yinxian Xue, médico en jefe del equipo nacional de gimnasia en esa época, citada por el Sydney Herald Morning.

Xue explica que en la mayor parte de los casos los atletas ignoraban cuáles eran los productos que les inyectaban, y quiénes se negaban a inocularse eran marginados.

“Cualquiera que rechazara este método era penalizado o era blanco de duras cíticas”, agregó la exresponsable médica, primera persona implicada en el deporte de alto nivel en China que contradice públicamente la línea oficial, según la cual los casos de dopaje eran desviaciones individuales de los entrenadores o los atletas.

Los dirigentes chinos han señalado que erradicaron el dopaje desde el Mundial de natación de 1994, en el que varios nadadores despertaron sospechas tras lograr un total de doce títulos.

Después, en ese mismo año, siete nadadores dieron positivo por esteroides anabolizantes, lo que debilitó al equipo que participó en los Juegos de Atlanta-1996.

Antes de los Juegos Olímpicos de 2012, los medios de comunicación del país asiático indicaron que los atletas y entrenadores tuvieron que prestar un juramento de ‘transparencia’ ante la bandera china.

Para evitar riesgos, también se les aconsejó no consumir carne británica durante los Juegos de Londres, puesto que según los responsables chinos la misma puede contener sustancias prohibidas como el clenbuterol.