A través de muestras de desgarros de los internos que cumplen sus condenas en el Centro Penitenciario de Coronel, la enfermera Paulina Belmar, encargada del programa de Tuberculosis del hospital de esa comuna, junto al paramédico del recinto carcelario, Amador Arias, realizan cada treinta días una ronda preventiva con la que buscan mantener a raya la aparición del Bacilo de Koch, responsable de provocar la enfermedad que se contagia por vía aérea.

“El hacinamiento es uno de los factores que, lamentablemente, contribuyen a la proliferación de esta patología. Por eso es que nosotros nos acercamos a personas en riesgo de contagio, por ejemplo, a una población penal”, relata Paulina Belmar.

Lo que partió como un proyecto se ha sostenido por cuatro años. Durante el período, sólo ocho casos comprobados de TBC, de una población actual de 229 reos se han detectado en esa cárcel, los que han sido tratados exitosamente en el hospital local. “Gracias a una pesquisa temprana y al contacto diario que tengo con los reos, hemos logrado someterlos a un tratamiento efectivo, lo que ha permitido frenar la patología a tiempo”, dijo Amador Arias, paramédico del penal.

Por su parte, el gendarme Selin Nur, cabo 1° y ayudante del Alcaide de ese recinto carcelario agradeció al Servicio de Salud Concepción que se puedan desarrollar este tipo de trabajos mancomunados entre ambas instituciones públicas: “presumo que no somos la única cárcel donde se realizan operativos similares a éste. Sin embargo, los resultados acá están a la vista. No sólo nos preocupamos del resguardo de los reos sino que también nos importa su salud y la de nuestra dotación de funcionarios que, día a día, conviven con los internos”, puntualizó.

Respecto a la atención del personal de vigilancia, el cabo Nur y los dos profesionales de la salud que trabajan con los internos indicaron que los gendarmes también son sometidos a chequeos regulares y que, en el último tiempo no han detectado nuevos contagios.

Hay que consignar que, en general, el tratamiento para nuevos enfermos, con un diagnóstico de tuberculosis pulmonar activa (que contagia), se extiende por seis meses con dosis de cuatro tipos de antibióticos distintos. En el caso de pacientes ingresados por segunda vez, se les trata por nueve meses.

En Coronel, entre enero y julio de 2011, eran 13 los casos confirmados y al término del año, la cifra se elevó a 21. A julio de este año, ya son nueve las personas que están sometidas a tratamientos. Cuatro casos menos a la fecha, lo que ratifica que la tuberculosis está siendo bien controlada por los equipos de salud del servicio penquista en las ocho comunas de su jurisdicción.