La chilena Barbara Riveros siempre explica que empezó a correr para que su padre, un gran aficionado al atletismo, le pusiera un plato en la mesa, y ya no se detuvo hasta hacerse un lugar en la docena de triatletas con opciones de medalla en los Juegos Olímpicos de Londres-2012.

Chile confía en esta menuda atleta para que ayude a mejorar el saldo nacional de una medalla de plata en los anteriores Juegos de Pekín-2008.

Ya en 2010 la triatleta santiagueña dio motivos de orgullo a su país al conquistar, apenas días después del terrible terremoto, el oro en los Juegos SuDamericanos de Medellín.

A Londres parece llegar en forma después de que iniciara el año con algunos problemas médicos pero se rehiciera con buenos resultados en las Series Mundiales de Madrid en mayo (tercer lugar) en las de Kitzbuehel (Austria) en junio (cuarta).

En esta prueba, en la que a última hora no pudo mantener el segundo puesto, marcó un tiempo de 2h05m45sg.

Riveros da ya por acertada la decisión que tomó apenas seis meses antes de Londres-2012 de abandonar su residencia en Canberra (Australia) y a su entrenador Darren Smith para ponerse a las órdenes del español Omar González.

En su nuevo cuartel general de la ciudad española de Pontevedra (Galicia, noroeste) comparte entrenamientos con el español Javier Gómez Noya, doble campeón mundial y también uno de los favoritos en el triatlón masculino, y la flamante campeona de España Marta Jiménez, entre otros.

Riveros se ha ganado un nombre en el triatlón femenino en los últimos años y ya es muy común ver a su figura de 1,75 m de altura peleando en los metros finales de las grandes competiciones.

Del puesto 25 en sus primeros olímpicos de Pekín-2008 pasó a obtener el campeonato mundial de distancias cortas (sprint) en 2011 en Lausana (Suiza) y una medalla de plata en los pasados Juegos Panamericanos de Guadalajara ese mismo año.

Como siempre hace, esta estudiante de Nutrición y admiradora de Lance Armstrong prefiere no hablar de sus rivales en Londres.

Su trabajo está centrado en conocer su cuerpo al máximo y conseguir hacer lo que llama “la carrera de mi vida” en el Hyde Park londinense el 4 de agosto, justo un día después de cumplir 25 años.