El director de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en su sede de Guatemala, Virgilio Álvarez, calificó de superficial y poco concreta la propuesta de despenalización de las drogas del presidente guatemalteco Otto Pérez.

“¿Qué es eso de la despenalización? Yo creo que ni ellos (el gobierno de Pérez) tienen todavía claro qué es despenalizar”. La pregunta era: ¿qué vamos a despenalizar: producción, comercio y trasiego, o consumo, o las tres cosas?”, comentó durante un encuentro con corresponsales extrajeros.

El gobernante lanzó su polémica propuesta en febrero pasado argumentando que la lucha frontal contra los narcotraficantes ha fracasado y ha convertido a Centroamérica en una de las regiones más violentas del mundo.

De acuerdo con el sociólogo, la propuesta carece de fundamentos, “es decir, no había ninguna voluntad política para pensar el problema de fondo”.

“¿Dónde están las agencias de gobierno abriendo el debate: Ministerio de Salud, de Educación, de Relaciones Exteriores, de Gobernación?. Si realmente vamos a despenalizar, ya tendríamos que tener grupos tarea discutiendo, produciendo materiales, produciendo información”, afirmó.

Alvarez estimó que Guatemala manejó mal la propuesta a nivel centroamericano, porque el mandatario envió a la vicepresidenta Roxana Baldetti a hacer el acercamiento y “los temas internacionales son de Cancillería”.

“Creo que el problema fue que se manejó mal a nivel nacional, se manejó mal en el conocimiento, pero también se manejó muy mal a nivel internacional”, insistió.

Asimismo, dijo que la propuesta era “muy osada” y que pudo tener como entretelón ejercer presión a Estados Unidos para que levantara un embargo de armas que tiene contra Guatemala desde 1980, por violaciones a los derechos humanos por parte del Ejército.

“Los estadounidenses lo vieron con mucha claridad, que era un puro ‘blof’ (engaño), no había realmente una propuesta de despenalización, no lo tenía claro… hay una buena idea, pero no hay una construcción de la idea”.

La legalización “era realmente un tema que podría haber modificado las relaciones políticas en Guatemala y la relación con Estados Unidos, pero a seis meses yo no la miro consolidada”, concluyó.