El Subsecretario para las Fuerzas Armadas, Alfonso Vargas, acompañado por el Director de la Dirección General de Aeronáutica Civil, General de Aviación Jaime Alarcón Pérez y el Director del Museo Nacional Aeronáutico y del Espacio, Ricardo Gutiérrez, encabezó la ceremonia de celebración del aniversario Nº 68 del museo, creado el 13 de julio de 1944.

En esta actividad fue entregado al país el primer avión que voló en la Antártica chilena y también la primera aeronave supersónica que operó en el territorio nacional: el F-5 “Tiger” en la década de los setenta.

El vuelo al continente helado se efectuó el 15 de febrero de 1947 en un hidroavión Vought Sikorsky, piloteado por el teniente Arturo Parodi Aliste.

El hidroavión Vought Sikorsky, bautizado como “kingfisher” (martin pescador), fue fabricado en Estados Unidos, en la década del cuarenta y llegaron a Chile en 1942.

Las aeronaves, que prestaron servicio en la Fuerza Aérea de Chile, llegaron desarmadas a Chile y fueron los ingenieros de la empresa junto a sus pares y mecánicos nacionales quienes los ensamblaron en la Base Aérea de Quinteros.

Contaban con un solo motor de 450 HP, alcanzaban una velocidad máxima de 296 kilómetros por hora, tenían un techo de servicio de 3.962 metros y era capaz de volar hasta 1.296 kilómetros sin reabastecerse de combustible.

Los especialistas del museo lograron recuperar la aeronave hasta en sus más mínimos detalles, incluyendo instrumentos, matrícula y la pintura original con la cual sobrevoló nuestro territorio antártico, desafiando turbulencias, ventiscas, temperaturas bajo cero, lluvia y agua nieve, barreras que, al igual que hoy, impone el continente helado.