El Senado brasileño destituyó este miércoles al congresista opositor Demóstenes Torres tras someterlo a un juicio político por sus presuntos vínculos con un jefe del juego clandestino detenido en febrero, un caso que ha puesto en jaque a varios políticos del país.

Torres, que renunció al partido de derecha Demócratas a raíz del escándalo, es el segundo senador despojado de su mandato en la historia de la Cámara alta después de la expulsión, en 2000, de Luiz Estevado por un caso de corrupción.

Destituido por 56 votos a favor y 19 en contra en una sesión de voto secreto, Torres fue considerado culpable de actuar a las órdenes del esquema de corrupción de Carlos Augusto Ramos, conocido como “Carlinhos Cachoeira”, detenido en febrero por presunto lavado de dinero, contrabando y juego ilegal en Brasil.

A través de escuchas telefónicas de la policía, algunas filtradas a la prensa, “Cachoeira” también fue relacionado con seis diputados y cuatro gobernadores, de oposición y aliados del gobierno, y con la empresa Delta, hasta hace poco la constructora que más contratos tenía con el Ejecutivo.

La investigación se ha ido filtrando a cuentagotas y amenaza a varios políticos del país.

Elegido senador por primera vez en 2002, Torres insistió en que no existe ninguna prueba contra él, se declaró un perseguido de la prensa y suplicó entre lágrimas a sus colegas que “no acaben con su vida”.

El ahora exsenador también fue inhabilitado por 16 años para aspirar a un cargo público.

“No es una fecha que podamos celebrar. Fue difícil para todos los senadores participar en esta sesión, pero teníamos que cumplir con nuestro deber (…) La decisión está en sintonía con la voluntad popular del país”, dijo el presidente del Senado, José Sarney.

Las investigaciones contra el padrino del juego ilegal y sus presuntos vínculos con políticos coinciden con el inicio en agosto de un juicio contra el Partido de los Trabajadores (PT, izquierda), en el poder, por un sonado escándalo de corrupción.

En 2005, el PT fue acusado de llevar una contabilidad paralela y de pagar sobornos a parlamentarios, lo que generó una grave crisis política que amenazó al gobierno del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010)