El gobierno francés anunció este miércoles una subida de impuestos que aportará a las arcas del Estado 7.200 millones de euros adicionales en 2012 y la congelación de 1.500 millones en gastos para reducir el déficit en un contexto de crecimiento anémico.
“Heredamos una Francia debilitada a nivel económico”, describió por su parte el ministro de Finanzas, Pierre Moscovici, en la presentación de un proyecto de revisión del presupuesto de 2012, aprobado en la pasada legislatura.
“Hay un pufo escondido que tenemos que liquidar para respetar el objetivo de bajar el déficit público al 4,5% del PIB” a finales de 2012, dijo por su parte a la prensa el ministro del Presupuesto Jérôme Cahuzac, en referencia a una condena de la justicia europea que va a costar al país 5.000 millones de euros, no contemplados en el presupuesto.
La pócima es amarga: a los 7.200 millones de euros adicionales que tendrán que poner los contribuyentes este año, se suman los 6.100 millones en 2013.
Se trata de compensar “cierto número de ingresos sobrestimados” por el gobierno anterior.
No obstante, Moscovici aseguró que “no ha habido un giro” en la política del gobierno socialista, en respuesta a lo que dice la prensa.
“El nuevo equipo gubernamental se ha preparado desde hace varios meses para hacer frente a una situación económica, social y financiera sumamente difícil”, insistió.
La revisión a la baja de las previsiones de crecimiento oficiales el martes por el primer ministro Jean-Marc Ayrault -0,3% para 2012 y 1,2% para 2013-, tiene consecuencias inmediatas.
La primera será un freno a los gastos públicos que sólo podrán crecer un 0,8% por año en los cinco años del gobierno pese a que el programa de campaña de François Hollande prometió 1,1%.
Se pedirá, asimismo, un esfuerzo fiscal adicional a empresas y particulares, que en un primer momento recaerá en los “hogares más pudientes y en las grandes empresas” en un espíritu de “equidad” y de “justicia”, aseguró Moscovici.
Las subidas de impuestos, que se concentran principalmente en 2012 y 2013, recaerán este año casi a partes iguales entre particulares y empresas, según el gobierno.
Entre las principales medidas, destacan una sobretasa “excepcional” a los que tengan que pagar el impuesto de solidaridad sobre la fortuna (ISF), que aportará unos 2.300 millones de euros en 2012.
Aumentarán los impuestos para las sucesiones y las donaciones. También se pondrá fin a la exoneración de las cotizaciones sociales por las horas extraordinarias para las empresas de más de 20 trabajadores, una medida que afecta a las clases medias y populares, como lo subraya la oposición.
Entre las medidas que cierran definitivamente la era del anterior presidente Nicolas Sarkozy figura la derogación de la llamada “TVA social” antes incluso de que haya visto la luz.
Otras medidas afectan a las empresas, que tendrán que adelantar el pago de la contribución excepcional para las más grandes. Las tasas especiales afectan también al sector bancario y petrolero. Y el eventual cobro de un céntimo más en los carburantes por litro en la gasolinera.
Los dividendos distribuidos a los accionistas serán objeto de una imposición del 3% y se refuerza la de las stock-options y la distribución de acciones gratuitas.
La factura podría aumentar pues el gobierno baraja la posibilidad de incrementar la contribución social generalizada en 2013.
Francia prevé captar este año 178.000 millones de euros a medio y largo plazo en el mercado de la deuda, un monto que no ha variado tras la presentación de la revisión presupuestaria por el gobierno, anunció el miércoles la Agencia Francesa del Tesoro (AFT).
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