La prensa oficial y la oposición sirias calificaron este domingo de “fracaso” el acuerdo sobre los principios de una transición en Siria decidido por las grandes potencias mundiales, difícilmente aplicable debido a la continuación de la violencia sobre el terreno.

En este contexto de gran tensión, la oposición siria mantendrá a partir del lunes una reunión de dos días en El Cairo, que contará con ministros de países árabes.
En su página Facebook, el exjefe del Consejo Nacional Sirio (CNS), principal coalición opositora, Burhan Ghaliun, tildó de “farsa” el acuerdo que prevé un gobierno de transición que podrá incluir a miembros del régimen actual.

Ironizó sobre el hecho de que los sirios deberían negociar con “su verdugo, que no ha dejado de matar, de torturar (…) o violar mujeres” desde el comienzo de la revuelta en marzo de 2011.

Otro miembro del Consejo, Jaled Khoja, subrayó que “como CNS, rechazamos cualquier iniciativa que no diga claramente que (el presidente) Bashar al Asad y su equipo de asesinos deben abandonar el poder”.

Más moderado, Bassma Kodmani, portavoz del CNS, halló “algunos elementos positivos” aunque lamenta que el plan siga siendo “demasiado vago para poder entrever una acción real e inmediata”.

Los Comités Locales de Coordinación (LCC), que organizan la movilización de la oposición siria, denunciaron “los giros oscuros” empleados en el acuerdo, que permiten al régimen “jugar con el tiempo” para continuar con las masacres.

El domingo por la tarde, las autoridades sirias no habían reaccionado oficialmente al acuerdo de Ginebra, pero la prensa oficial hablaba de “fracaso”.

“Ninguna solución será posible si no está basada en lo que desea el pueblo sirio, fuente de legalidad. Los sirios son capaces de entablar un diálogo nacional en el que no caben ni los países vecinos ni los países más lejanos, en particular quienes incitan a los sirios a matarse”, escribió el diario del partido en el poder, Al Baas.

Hosein Amir Abdollahian, viceministro de Relaciones Exteriores de Irán, país aliado del régimen sirio, también estimó que la reunión “no fue un éxito”, esencialmente porque Siria y las “naciones con influencia” no habían sido invitadas.

También existen discrepancias entre propios miembros del Grupo de Acción para Siria.

Este grupo está constituido por el emisario internacional Kofi Annan, por los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad –Estados Unidos, China, Rusia, Francia y Gran Bretaña–, por países en representación de la Liga Árabe –Irak, Kuwait y Catar–, por Turquía, por los secretarios generales de la ONU y la organización panárabe y por la Alta Representante para las Relaciones Exteriores de la Unión Europea.

Estados Unidos estima por ejemplo que el acuerdo despeja el camino para la era “post-Asad” pero Rusia y China, aliados del presidente Asad reiteran que son los sirios los que deben elegir su futuro.

Al mismo tiempo, la violencia incesante siembra dudas sobre la viabilidad del acuerdo.

El sábado murieron más de 120 personas de forma violenta en todo el país, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una organización con sede en el Reino Unido que se basa en una red de activistas y testigos.

Este domingo, la misma organización hablaba ya de 21 muertos y aseguraba que el ejército bombardeaba ciudades de las afueras de Damasco y un barrio de Homs (centro).

En la frontera turco-siria, la tensión sigue siendo intensa desde que la defensa siria derribó el 22 de junio un avión turco en el Mediterráneo, cerca de Siria.
El ejército turco anunció el domingo que helicópteros sirios se acercaron de la frontera turca el sábado en tres ocasiones y que Turquía envió cazas para patrullar la zona.

Los participantes en la reunión de Ginebra se pusieron de acuerdo sobre los principios de una transición en Siria, donde la revuelta contra Asad se está convirtiendo en un conflicto armado.

El acuerdo alcanzado prevé la formación de un gobierno de transición, que “podrá incluir a miembros del gobierno actual y de la oposición y de otros grupos, y debe formarse en base a un consentimiento mutuo”, explicó Annan, para quien el futuro de Asad será un asunto de “las partes sirias”.

En más de 15 meses de revuelta, la represión, y desde hace unos meses, los combates entre el ejército y los rebeldes, dejaron más de 15.800 muertos, en su mayoría civiles, según el OSDH.