El presidente sirio, Bashar al Asad, afirmó este martes que su país vive “una verdadera situación de guerra”, en una jornada en la que la violencia se cobró al menos 116 muertos y en la que recibió las advertencias de Ankara por el derribo de un caza turco.

“Vivimos una verdadera situación de guerra. Cuando estamos en una situación de guerra todas nuestras políticas y todos los sectores deben ponerse al servicio de la victoria”, declaró Asad, dirigiéndose a los ministros durante la primera reunión del nuevo gobierno sirio.

Este martes, Turquía advirtió de que responderá a cualquier violación de su frontera por parte de Siria, después de que Damasco derribara el viernes 22 de junio uno de sus aviones de combate.

En Bruselas, la OTAN declaró que el derribo del avión de combate turco fue un incidente “inaceptable” y manifestó “su apoyo y solidaridad” a Ankara, sin mencionar la eventualidad de una intervención militar.

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, afirmó que el F-4 Phantom turco fue abatido mientras se entrenaba en el espacio internacional, y no en el espacio aéreo sirio, como sostiene Damasco.

Erdogan recalcó que Turquía replicará “con determinación” a cualquier violación de su frontera y calificó de “dictador sanguinario” a Asad.

Por su lado, la Casa Blanca valoró las recientes deserciones de altos mandos del ejército sirio, los combates cerca de Damasco este martes y la destrucción del avión turco como señales de que el régimen de Asad “pierde lentamente, muy lentamente, su control del país”.
Ante la escalada de la violencia en Siria, Rusia, aliado suyo, aceptó participar en una reunión internacional sobre el conflicto en el país árabe, prevista en principio el 30 de junio en Ginebra.

En un intento por calmar la situación, Rusia consideró que el derribo del caza turco no debe considerarse “una provocación o un acto intencionado”, ni debe conducir a “una desestabilización de la situación”.

El presidente ruso Vladimir Putin, de visita en Jordania, consideró que Irán, también aliado de Damasco, debe ser invitado a la reunión sobre la crisis siria prevista en Ginebra.

La reunión fue promovida por el emisario internacional Kofi Annan, cuyo plan de paz en seis puntos ha fracasado desde su instauración el 12 de abril. Desde Ginebra, la ONU advirtió no obstante que no había recibido la confirmación de la celebración del encuentro.

La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, se entrevistó con Annan a propósito de la reunión. Su portavoz expresó de nuevo las reservas de Washington de cara a una participación de Irán, dado “el apoyo aportado por Teherán al régimen” de Asad.

Ante la continuación de la represión del régimen y los combates entre las tropas gubernamentales y los desertores del ejército, la ONU decidió mantener suspendida su misión de observación, prevista dentro del plan de Annan.

Los cerca de 300 observadores dejaron de monitorear la situación en el país el 16 de junio al recrudecerse los ataques de las fuerzas del régimen de Bashar al Asad contra la oposición.

Nasser al Qidwa, adjunto de Annan, dijo que de momento no hay “ningún diálogo político” en Siria, sino una militarización creciente de la violencia.

Sobre el terreno, este martes, al menos 116 personas, entre ellas 68 civiles, 41 soldados y siete rebeldes, murieron de forma violenta, en particular en los combates entre el ejército y los insurgentes a ocho kilómetros de la capital, alrededor de las posiciones de la Guardia Republicana, anunció el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

La Guardia Republicana es un cuerpo de élite encargado de la seguridad de la capital siria y sus suburbios.

La agencia oficial Sana afirmó que “decenas de terroristas” habían muerto en los combates cerca de Damasco, y que otros fueron detenidos.

El gobierno de Asad no reconoce la amplitud del movimiento opositor, al que tacha de “terrorista”. Desde el inicio de la revuelta antirrégimen el 15 de marzo de 2011, más de 15.000 personas han muerto, según el OSDH, con sede en Londres.

Por su lado, Burhan Ghaliun, una figura destacada de la oposición siria, afirmó a la AFP que este martes pasó unas horas en Siria por primera vez en más de dos años y mantuvo “conversaciones con los revolucionarios”.

Ghaliun, miembro de la oficina política del Consejo Nacional Sirio (CNS), la principal coalición de la oposición de la que fue presidente, explicó que había visitado varias zonas de la provincia de Idleb (noroeste), fronteriza con Turquía y bastión rebelde.

Según él, el régimen se desmorona “de tal manera que no consigue controlar nada. Hemos circulado en varias zonas de Idleb, y está claro que el régimen pierde el control sobre el terreno”.