Para prevenir el suicidio, que cada año se lleva unas 900.000 vidas en todo el mundo, un estudio publicado este viernes en la revista británica Lancet preconiza la reducción del acceso a los métodos más letales, como los pesticidas en América Latina.

El estudio dirigido por el profesor Paul Yip, del centro de investigación del suicidio de la Universidad de Hong Kong, insiste en las armas de fuego, utilizadas sobre todo en Estados Unidos, y en los pesticidas, que tienen una tasa de mortalidad del 75%, empleados en Asia y América Latina.

“Aunque algunas personas puedan luego recurrir a otros métodos, la mayoría no lo hace, y cuando lo hace, los medios empleados son menos peligrosos y están asociados a una mortalidad inferior”, destaca el profesor Yip.

El envenenamiento, principalmente con pesticidas, está detrás de la mitad de los suicidios registrados en India, un país que tiene una de las tasas más elevadas del mundo con 187.000 suicidios en 2010, según otro estudio específico publicado por Lancet en un número especial sobre este fenómeno.

La tasa de suicidio en India es mucho mayor en las zonas rurales, y en particular entre las mujeres, que proporcionalmente se suicidan más que las occidentales, según el estudio.

Si el índice de suicidios entre hombres y mujeres es de 3 a 1 en los países desarrollados, según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, en India es de 1,5 a 1, y en China de 1 a 1, según Michael R. Phillips y Hui G. Cheng, del centro de investigación del suicidio de la Universidad Jiaotong de Shanghai.

Muchos países han lanzado programas de prevención del suicidio, basados en la determinación de grupos o individuos de riesgo, pero el paso al acto sigue siendo muy difícil de prever.

En un editorial, Lancet destaca que esos programas son casi inexistentes en países de bajos o medios ingresos, donde se produce el 84% de los suicidios registrados en el mundo.

Entre las medidas preconizadas para prevenirlo figuran, además de la limitación del acceso a los métodos más letales, una mejor comprensión del fenómeno y una descriminalización del suicidio.

Lancet también apela a los medios de comunicación, a los que pide que “eviten el sensacionalismo” cuando hablen del suicidio.