Ingrid Nuñez es una señora de 81 años, que como muchas personas de la tercera edad, se ha visto obligada a vivir sola, en esta parte de su vida.

El marido de Ingrid fue aquejado de un cáncer de próstata, además de perder la memoria por la enfermedad de Alzheimer. La mujer recibía una pensión en su cuenta RUT del Banco Estado que pertenecía a su marido, cuya cifra corresponde a 180 mil pesos.

La historia toma una tintura más negra cuando después de reiterados trámites para consiguir el dinero, la entidad negó entregarle esta suma por diferentes motivos.

El banco alegó que necesitaba certificar si es que, efectivamente, la señora tenia algún lazo de unión con el caballero enfermo. La mujer había entregado todos los certificados notariales y administrativos que le solicitaron en las diferentes sucursales.

Posteriormente, el marido de la mujer murió y la anciana entregó el certificado de fallecimiento. Esto no fue suficiente para que los trámites se agilizaran, muy por el contrario resultaron ser más engorrosos, además Ingrid tuvo que verse sola y enferma.

Exasperada, la mujer intentó ponerse en contacto con abogados los que le cobraban más de 500 mil pesos por sus servicios.

Ingrid se puso en contacto con nosotros para denunciar la situación vivida con el banco, pero llamaron más las palabras con las que concluyó su relato “estoy más interesada en recibir ayuda psicológica y mucho mejor sería recibir un abrazo.”