El Presidente de Honduras, Porfirio Lobo, quemó este jueves 120 aletas de tiburón en un acto simbólico de defensa de la especie, las cuales decomisó la Fuerza Naval a pescadores del Caribe en los últimos meses.

“Reiteramos nuestro compromiso de que la caza del tiburón no puede ser”, dijo escuetamente Lobo durante la ceremonia en la Fuerza Naval al sur de la capital.

Lobo, acompañado por autoridades ambientalistas y representantes de organizaciones ecológicas mundiales, encendió una antorcha con la que quemó las aletas que estaban colocadas en una tarima de madera.

El chileno Maximiliano Bello, jefe del Grupo de Conservación Global del Tiburón, dijo durante el acto que hay 30 especies de tiburones, muchas de ellas migratorias, y que el 30% está en peligro de extinción.

Según Bello, la muerte masiva de tiburones es un problema que está afectando a la especie en todo mundo, y se debe principalmente a la alta demanda de aletas de parte del mercado asiático debido a sus propiedades curativas.

El activista chileno lamentó que los pescadores cacen al tiburón, le corten las aletas y lo devuelvan al mar, donde muere desangrado.

El 23 de junio de 2011, Lobo anunció la creación de un santuario de tiburones, luego de que en septiembre de 2010 firmara en Naciones Unidas un compromiso para dar protección a esta especie.