El presidente Rafael Correa llamó a los ecuatorianos a hacer un boicot dejando de comprar periódicos y de ver canales de televisión a los que acusó de atacarlo con mentiras para recuperar el poder que tenían antes de su gobierno, según una declaración difundida este sábado.

“Podríamos realizar un boicot ciudadano a esta prensa. Tenemos 80% de apoyo popular. ¿Cómo podemos colaborar con la revolución ciudadana? No compren esta prensa corrupta ni para hacer cangrejadas ni para madurar aguacates”, dijo Correa en su informe semanal de labores, pregrabado y transmitido el sábado.

El mandatario indicó que esta “campaña” debería emplear redes sociales como Twitter, además de mensajes por teléfono y en la calle, y expresó que “ojalá dejen de ser tan rentables esos negocios”.

“Tenemos cómo defendernos, dejando de comprar esa porquería que se llaman periódicos, dejando de ver esos canales que hacen politiquería en lugar de informar”, aseveró el gobernante, enfrentado con un sector de la prensa al que acusa de intentar desestabilizarlo en favor de poderosos grupos.

Correa lanzó su propuesta al criticar publicaciones recientes de los diarios La Hora y El Universo, que a su juicio lo tergiversan y evidencian “mala fe”.

El presidente rompió un ejemplar de La Hora -como ya lo había hecho en el pasado- ante cientos de personas que asistieron a la grabación del programa en un sector popular del sur de Quito.

“¡Para que se quejen como les dé la gana, donde les dé la gana!”, aseveró el mandatario socialista mientras rasgaba el tabloide, aludiendo a las denuncias de algunos medios sobre violaciones a la libertad de prensa desde el gobierno.

“No hay remedio, esa gente no va a cambiar, están en una lucha por el poder que tenían antes, someter a los gobiernos, hacer lo que les dé la gana”, subrayó Correa, quien en cambio llamó a comprar el diario El Telégrafo, actualmente gestionado por el Estado.

El punto más álgido de la disputa del presidente con los grandes medios fue la condena, el pasado 16 de febrero, a tres años de cárcel y el pago de 40 millones de dólares contra tres directivos y un ex editor de El Universo, a quienes demandó por injuria, aunque once días después pidió anular la pena.