La ISAF, la fuerza armada de la OTAN en Afganistán, y el ejército estadounidense admitieron el viernes haber matado a civiles afganos en dos operaciones, lo cual provocó la ira del presidente Hamid Karzai.

La coalición no dio ninguna estimación de víctimas en el comunicado común de la ISAF y el ejército estadounidense, pero responsables locales evaluaron este total en 21.

“La coalición asume su plena responsabilidad en estos incidentes trágicos y lamentables. Nos reuniremos con los familiares de los muertos y los heridos para darles nuestro más sincero pésame”, según este texto.

El general John Allen, comandante de la ISAF, comunicará a Karzai el resultado de las investigaciones sobre los incidentes ocurridos el 4 de mayo en Helmand (sur) y el 6 en Badghis (noroeste).

“El presidente podrá estar seguro de nuestro compromiso para tomar todas las medidas apropiadas para minimizar la probabilidad de que tales eventos ocurran en el futuro”, según este texto, que añade que los eventuales responsables “rendirán cuentas”.

El presidente afgano amenazó el lunes a Washington con congelar el acuerdo de cooperación estratégica de largo plazo firmado recientemente por los dos países si la fuerza de la OTAN en Afganistán (ISAF) no hacía más esfuerzos para evitar matar a civiles en sus operaciones.

Seis miembros de una misma familia, dos niños, tres niñas y una mujer murieron en el bombardeo de Helmand, según la oficina del gobernador de la provincia.

Quince civiles, incluido mujeres y niños, han perdido la vida en otro bombardeo en Badghis, indicó Qazi Abdul Rahim, un diputado de esta provincia, a la AFP. Estos balances no fueron confirmados a nivel nacional, ni por la coalición.

La muerte de civiles es uno de los mayores motivos de discordia entre Kabul y la OTAN, que pese a diez años de presencia en suelo afgano, no ha podido vencer totalmente la insurrección de los talibanes.