El director de la exitosa obra “La señorita Julia”,Cristían Plana, regresa a las tablas con la puesta en escena de “Velorio chileno”, adaptación de un cuadro escrito en 1973 por el dramaturgo Sergio Vodanovic y ambientada en un día clave en la historia de Chile.

Actor de formación, se volcó a la dirección teatral el año 2003 dirigiendo la obra Werther. Desde esa fecha ha estrenado obras como: Mi madre, Partido, Comida alemana, entre otras. Todas las adaptaciones de este joven director se han caracterizado por crear asfixiantes atmósferas y reubicar las historias originales en este Chile actual.

Biobiochile converso con el director, para saber un poco más sobre esta adaptación de Sergio Vodanovic.

¿Se trabajó el texto del dramaturgo para darle más fuerza a la obra?

Hemos trabajado el texto tal cual, esto es una obra pequeña, un cuadro en realidad, que junto a otras 4 ó 5 obras conforman una pieza completa de teatro. Este es un cuadro breve en el cual el texto está intacto y sólo hay algunos tiempos que están más dilatados, hay algunos elementos que tienen que ver más con el contexto, por ejemplo la radio. En la obra original no tiene un gran desarrollo, decidí darle mayor importancia, se habla que ese día fue un día de radios. Con todos esos elementos se fue dando más tiempo a la obra y narrando pequeñas cositas que estaban ahí, que a lo mejor no tenían desarrollo por parte de vodanovic pero yo encontré que era necesario hacerlo, finalmente es una obra que está hecha para que dure 15 minutos nosotros lo hacemos en 50 minutos.

¿Existe registro de otras obras que traten esta fecha tan importante para el país?

Esta es la primera obra que yo leo que se escribe sobre una versión de lo que fue el 11 de septiembre, es la única obra teatral, único registro que yo conozco como obra artística. Me parece que se pueden hacer muchas otras obras, así como muchas otras películas, la conclusión a la que llego es que finalmente el 11 de septiembre, el golpe o como lo llamen, no se puede reducir a una obra y un punto de vista. Me tocó a mí leer testimonios de que es lo que hacían ciertas personas, algunos muy conocidos, entonces aparecen historias muy potentes que se puede llevar al teatro y al cine.

¿Qué implica la “celebración” representada en tu obra, para ese sector de la sociedad de los años setentas?

La celebración de este golpe de Estado implica sacarse el peso de este poder popular o erradicar esta estética popular que irrumpió en Chile. Para ellos se provocó una gran paranoia durante estos tres años, de ser vistos como los burgueses, los cuales debían quitarles su poder de alguna manera. Ellos celebran eso, el fin de un poder popular y de una cara popular que había sido protagónica durante los años de la UP.

En la actualidad ¿Qué es lo que crees tú que se sigue repitiendo de la obra?

Yo creo que el tema del rotear, ese ejercicio de rotear al otro, siempre hay un roto más roto que uno. Sucedió hace poco con todo el fervor social que ha habido en chile en el último año, se ha polarizado de alguna manera la sociedad, uno podría decir que se respira algo parecido, un resabio de lo que fue esa época, no es comparable obviamente, pero si aparece en ciertos lugares, por ejemplo la funa a krassnoff me acorde al tiro de la obra, había un tipo súper alto que comenzó a gritar a la gente “Upelientos” y apareció un término que aparentemente esta en extinción y que aparece en la obra. Comienzan a aparecer fantasmas que están en la obra y que hay gente que se encarga de hacerlos vigentes nuevamente.