El gobierno del izquierdista Evo Morales se encuentra atosigado por conflictos sociales, con marchas callejeras de la Central Obrera Boliviana (COB), el mayor sindicato del país, en rechazo al incremento salarial del 8%, y de médicos en huelga desde hace un mes.

La Plaza de Armas de la ciudad de La Paz, sede de los poderes Ejecutivo y Legislativo, y las gobernaciones oficialistas de Tarija, en los valles del sur, y Potosí, en el suroeste andino, fueron epicentro de los conflictos, constató la AFP y reportaron los canales privados de televisión Unitel y PAT.

En La Paz, mineros estatales, trabajadores de la salud y estudiantes de medicina chocaron con la Policía, que respondió con bombas lacrimógenas, al intentar ingresar por la fuerza a la Plaza de Armas.

Los manifestantes utilizaron guías de dinamita, petardos, palos y piedras para intentar romper una nutrida vigilancia policial que repelió el ataque, observó la AFP. Camiones antidisturbios también estuvieron atentos para actuar.

El transporte público en el centro de La Paz colapsó por las protestas callejeras, que comenzaron con una marcha de varios miles de obreros, mineros, y universitarios que recorrió las principales arterias de la ciudad.

El comercio, la banca y el transporte lucieron normales, excepto en algunas carreteras de las ciudades de Santa Cruz, Potosí y Chuquisaca donde hay cortes esporádicos en las rutas.

“Estamos en una marcha de protesta, los trabajadores van a expresar el sentimiento que tienen”, afirmó en una calle de La Paz el dirigente de la COB, Juan José Guzmán.
El líder sindical dijo que “no estamos de acuerdo con el incremento salarial del 8%” decretado la semana pasada por la administración de Morales.

Durante su recorrido, los manifestantes lanzaron consignas contra el gobierno de Morales, en su séptimo año en el poder, al que llegó con un 54% de los votos tras prometer justicia social en uno de los países más pobres de América.

“¡Evo decía, que todo cambiaría!, ¡mentira, mentira, la misma porquería!”, “¡El pueblo unido jamás será vencido!”, fueron estribillos de repudio al gobierno.

“Hay intereses políticos en estas marchas, pero todo tiene límites”, replicó por su lado el viceministro de Interior, Jorge Pérez.

En Tarija y Potosí los estudiantes atacaron las sedes de las gobernaciones oficialistas con piedras y palos, e incluso quemaron puertas en un intento por ingresar a las oficinas por la fuerza, ante la inexistente presencia policial, según canales privados de TV.

En los departamentos amazónicos de Santa Cruz (este) y Beni (noreste) fueron principalmente los médicos y paramédicos quienes impulsaron las protestas con cortes de ruta. Los profesionales de la salud rechazan un decreto gubernamental que aumenta de seis a ocho horas la jornada laboral.

También hay una marcha indígena hacia La Paz desde la Amazonia, en rechazo a la construcción de una carretera a través de una reserva ecológica que el gobierno persiste en construir, a pesar de que la causa nativa genera apoyo casi generalizado.

“Estamos en una situación de conflictividad muy alta”, explicó a la AFP el jefe de la unidad de conflictos de la Defensoría del Pueblo, Gregorio Lanza, al exponer sobre la actual situación boliviana.

“Son conflictos sociales que emergen por demandas sociales, pues el gobierno generó demasiadas expectativas”, acotó Lanza, al referirse a la nutrida propaganda oficial en la prensa sobre los logros económicos que el gobierno dice haber obtenido tras la nacionalización de los hidrocarburos en 2006.

El oficialismo dice que la inversión pública se disparó de unos 600 millones de dólares antes de Morales a unos 2.400 millones de dólares en el último año, y que el nivel de reservas internacionales se sitúa de manera inédita en los 12.000 millones de dólares.

“Vemos que hay una ausencia de gestión pública”, acotó Lanza al hablar sobre uno de los talones de Aquiles del gobierno: la falta de personal profesional y capacitado en puestos claves de la administración pública.

Otro elemento -dice- es la “ausencia de gestión en la prevención de conflictos”, pues la administración de Morales pensó que al ser un gobierno que emergió desde los movimientos sociales de campesinos y obreros, éstos no protestarían, como ocurre ahora.

“Tiene que cambiar el rumbo de la gestión sino van a seguir los problemas”, concluyó.
Manifestantes en La Paz, Bolivia, el 9 de mayo de 2012. El gobierno del izquierdista Evo Morales se encuentra atosigado por conflictos sociales, con marchas callejeras de la Central Obrera Boliviana (COB), el mayor sindicato del país, en rechazo al incremento salarial del 8%, y de médicos en huelga desde hace un mes.