Al menos 40 personas murieron y 170 resultaron heridas este jueves en un doble atentado devastador en Damasco, uno de los más cruentos de los 14 meses de violencia interna en Siria.

Los ataques ocurrieron hacia las 08h00 locales (05h00 GMT) de forma casi simultánea en la zona de Qazzaz, al sur de Damasco, cuando “las personas se dirigen al trabajo y los niños entran a la escuela”, afirmó la televisión estatal.

Selon este medio de comunicación, “más de 40 personas se convirtieron en mártires y otras 170 resultaron heridas en atentados terroristas” que tuvieron lugar frente a un edificio de nueve pisos en el que hay una oficina de los servicios de inteligencia.

Se trata “de uno de los ataques más violentos en Siria desde el inicio de la revuelta”, indicó el Observatorio sirio de Derechos Humanos (OSDH), quien estimó el balance en 50 muertos.

Como ocurre desde el inicio de la revuelta en Siria, la televisión pública acusó a los “terroristas”, refiriéndose a las personas que se oponen al régimen de Bachar Al Asad, de haber cometido estos atentados, y el Consejo Nacional Sirio (CNS), principal coalición de oposición, señaló a Al Asad como responsable de los ataques.

“El régimen comete estos ataques para enviar dos mensajes: decir a los observadores internacionales que están en peligro y dar fuerza a sus argumentos sobre la presencia de grupos armados y de Al Qaida en Siria”, declaró a la AFP Samir Nachar, uno de los dirigentes del CNS.

“Desgraciadamente la lentitud de la comunidad internacional en el caso sirio da más tiempo al régimen para cometer estos actos”, lamentó.

En el lugar de los atentados, los cuerpos destrozados se mezclaban con los automóviles destruidos y los escombros provocados por la fuerte explosión que creó un cráter de tres metros de profundidad en el suelo y dejó numerosos edificios semidestruidos.

Los servicios de rescate, ayudados por los vecinos, retiraban los cadáveres calcinados de entre los restos de vehículos, aún humeantes.

“¿Esta es la libertad que ustedes quieren? Niños que iban a la escuela y empleados que iban a sus trabajos han muerto”, gritaba un vecino, aturdido en medio del espectáculo desolador.

Estos ataques se producen en un momento en que la comunidad internacional multiplica sus peticiones hacia las partes en conflicto en Siria para que no entren en una guerra civil.

La tregua instaurada el 12 de abril no ha sido respetada e incluso los observadores internacionales desplegados en el país fueron blanco de un ataque el miércoles.

Una bomba explotó al paso de su convoy y 10 soldados resultaron heridos en Deraa (sur). Este jueves, el jefe de la misión de observadores, el general noruego Robert Mood, acudió al lugar de los atentados.

“Nosotros, la comunidad internacional, estamos aquí con el pueblo sirio. Pido a todo el mundo dentro y fuera del país que nos ayude a poner fin a esta violencia”, dijo Mood.

El último ataque en Damasco en el que hubo que lamentar víctimas mortales se remonta al 27 de abril, cuando 11 personas fallecieron, y el más sangriento, con 44 fallecidos, fue perpetrado en diciembre de 2011.

Desde marzo de 2011, cuando estalló la revuelta en Siria y la violenta represión por parte del régimen, han perdido la vida violentamente unas 12.000 personas, la mayoría civiles.

Las violaciones del plan de paz del emisario de la ONU y de la Liga Arabe, Kofi Annan, llevaron a éste a expresar su “profunda preocupación” por ver a Siria “hundirse en una guerra civil”.

El miércoles, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, también dijo que “temía una gran guerra civil con efectos catastróficos para Siria y la región” si la violencia no cesa inmediatamente.

Las dos partes “deben darse cuenta de que no queda mucho tiempo” para lograr una solución política, advirtió.

Annan reconoció también que era “muy difícil convencer” al régimen y a los rebeldes de dejar las armas. Sólo desde el 12 de abril, cuando la tregua debía téoricamente respetarse, más de 800 personas han muerto violentamente, según el OSDH.