Si alguna vez te han acusado de “cínico” o “patero”, o has sentido que al elogiar a alguien, esa persona no lo apreció lo suficiente, puede que no hayas sido lo suficientemente específico.

La experta en comunicación de la Universidad de Cincinnati y redactora del blog Psychology Today, Lisa Marie Luccioni, se refirió a este tema en Allure Magazine, recordando que las felicitaciones y “piropos” sinceros se recuerdan por años, y no sólo hacen sentir bien al receptor, sino que también fortalecen relaciones.

En este sentido, entregó 4 claves para alagar a una persona correcta y auténticamente:

1. Sé específico: Los elogios generales tienen menos impacto que los específicos, ya que el receptor siente como si las palabras que dijiste podrían aplicarse a cualquier persona. Evita la ambigüedad, usando palabras descriptivas y enfocándote en los detalles. Por ejemplo, en lugar de decirle a un compañero de trabajo que hizo un buen trabajo, resalta exactamente lo que te impresionó, si se trataba de su exhaustiva investigación, o su creatividad.

2. Hazlo personal: Los halagos se valoran más, si comienzas con la palabra “yo”. Si no antepones el “yo pienso o creo…”, puede que la persona asuma que es una especie de discurso público y no tu opinión personal.

3. Sé inesperado: Los elogios inesperados suelen ser más valorados que los tradicionales. Por ejemplo, si una amiga sabe que es confiable porque se lo dijiste hace años, ahora resalta otra de sus cualidades.

4. Mira a los ojos Si tu lenguaje corporal contradice tus palabras, es menos probable que el receptor crea en lo que dices. El contacto visual es fundamental para dar sensación de cercanía y credibilidad a tus dichos.