Es habitual ver en el paisaje construcciones a las orillas de las carreteras o en ciertos puntos de la ciudad. Muchas veces con forma de pequeñas iglesias o templos. Son las famosas animitas, que nacen como una forma de expresión popular, tanto para recordar a los seres queridos que han muerto en alguna circunstancia trágica como para la fe del pueblo.

Este fenómeno tiene una vasta tradición en nuestro país. Según un catastro realizado por Lautaro Ojeda Ledesma en “Hologramas de la muerte imprevista: pregnancia urbana de las animitas en Chile” sólo en 6 regiones (De Arica y Parinacota, Antofagasta, Atacama, Valparaíso, La Araucanía, y Los Lagos) fueron registradas 978 animitas, lo que permite especificar ciertos puntos por cada zona del territorio:

En el Norte (regiones Arica y Parinacota, Antofagasta y Atacama), las construcciones suelen ser de una envergadura monumental, relacionado al viento y aridez de la zona, es decir. Por esta razón comúnmente se pueden encontrar animitas-templo que albergan otras en su interior.

En la zona Centro (regiones Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana y de O’Higgins), el autor indica que las edificaciones son más pequeñas, pues las condiciones climáticas son más favorables, lo que brinda una mayor solidez y mantención. En estas regiones las animitas tienen una fuerte presencia urbana.

En el Sur (regiones de La Araucanía y Los Lagos), al igual que en el norte, las animitas suelen tener una envergadura monumental; esto también guarda relación con las fuertes lluvias, humedad y vientos que caracterizan al clima. Por ello tampoco es extraño ver animitas-templo o a escala de una casa habitable

Tal vez la “animita” más famosa a nivel nacional es la de “Romualdito” en Santiago, que tiene muchos fervientes adeptos por su historial como santo del pueblo: un “milagrero”. Pero ¿de dónde nace esta costumbre?

Existen variados estudios de disciplinas que abarcan desde la antropología, folclor, sociología hasta la semiótica, arquitectura y urbanismo sobre el tema. Uno de ellos es el realizado por Oreste Plath, folclorista especializado en este tópico, que distingue algunas características de las animitas:

1.- Se trata de un monumento funerario que honra a un difunto, pero que no contiene sus restos mortales, que descansan en el cementerio. Por este motivo, es que se rinden respetos al “ánima” o “animita”, lo que bautiza a esta costumbre.

2.- La mayoría de las causas del deceso es una “mala muerte”: una enfermedad devastadora o un evento trágico, generalmente relacionado a hechos de sangre (asesinatos, accidentes de tránsito, atropellos,etc)

3.- La ubicación de la gruta o templo a menor escala no es exclusivo de carreteras, pues también se les encuentra distribuido por las ciudades, incluídos sus cementerios

4.- La creencia popular indica que las animitas conceden favores y deseos, los que deben agradecer en la colocación de una placa (generalmente métalica o cerámica) o el pago de una manda, que consiste en poner velas durante un tiempo determinado en la “animita”

Animitas famosas

Javier Cárcamo (CC)

Javier Cárcamo (CC)

Existen, como en todo orden de cosas, animitas más eficientes que otras, es decir, que son famosas por cumplir de manera rápida y efectiva los favores de sus seguidores. Esta manifestación de fe es un hecho que se repite a lo largo del país, siendo los más representativos:

Romualdito

En Estación Central en Santiago, específicamente a un costado de la estación de ferrocarriles. Varios metros de pared ocupan las placas agradeciendo o pidiendo favores desde 1930. Es tal el seguimiento hacia él que pese a las remodelaciones, la estructura no se ha tocado. Pero ¿a quién pertenece este albergue?

Cuenta la historia que en la calle San Borja de Santiago fue asaltado hace más de 50 años Romualdo Ibáñez, un hombre que llegó a la capital para tratarse la tuberculosis que lo aquejaba. Aquel día salía convaleciente de un centro asistencial caminando con dificultad hacia su casa. En ese momento, mientras pasaba por Estación Central, un grupo de hombres lo asaltaron, y asesinaron en el costado poniente junto a un muro. Sin embargo, son varias las versiones que se comentan en torno al origen de esta “leyenda”.

Santa Petronila

En 1910 un grupo de mujeres lavaba la ropa en la Laguna Redonda de Concepción cuando alertaron de un par de pies calzando zapatos rojos. Presintiendo que se trataba de un cuerpo, fueron a dar aviso. Allí se pudo extraer de las aguas un saco, el que contenía los restos de una mujer con la cintura atada de varias piedras, manos amarradas y la cabeza degollada. Era Petronila Neira, una joven que descansa en el Cementerio General de la ciudad penquista donde hasta el día de hoy es considerada por cumplir milagros.

Emilio Dubois

En el Cementerio Playa Ancha de Valparaíso las numerosas placas de gratitud no son algo extraño para los porteños. Emilio Dubois es el santo pagano, algo así como el Robin Hood de la ciudad. Según la leyenda era un ladrón que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. En 1907 una sentencia de fusilamiento acabó con su vida y se convirtió en otra alma que cuenta con una gran cantidad de feligreses. 

Indudablemente son una expresión popular, un fenómeno a nivel internacional. Verídicas o no, lo cierto es que cada persona se encuentra en libertad de creer en ellas, ya que mientras tengan a alguien “del más allá” protegiéndolos continuarán la leyenda.

¿Y tú conoces alguna? Cuéntanos en comentarios qué animita es famosa en tu zona.