Al menos 23 personas -12 soldados del ejército sirio y 11 civiles- murieron este martes en combates y bombardeos en varias provincias de Siria, afirmó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

Estos hechos sangrientos se produjeron al día siguiente de que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, lanzara un nuevo llamado al fin de la violencia en Siria.

Doce soldados y un civil murieron en violentos combates con desertores en la provincia de Deir Exxor, durante los cuales las fuerzas gubernamentales dispararon cohetes y utilizaron ametralladoras pesadas en el este del país, indicó el OSDH.

Por otra parte, al menos diez civiles, entre ellos nueve miembros de una misma familia, murieron en bombardeos de las tropas en la provincia de Idleb (noroeste), indicó OSDH, .

La tragedia se produjo al alba, cuando un obús estalló en la casa, matando a nueve personas de la familia, entre ellas cuatro mujeres y dos niños, precisó la organización basada en Gran Bretaña.

La explosión causó numerosos heridos, de los cuales varios se encuentran en un estado crítico.

Estos nuevos hechos de violencia se produjeron a pesar de la presencia de 30 observadores enviados por la ONU para supervisar el alto el fuego en vigor desde el 12 de abril pasado.

El lunes, al menos 27 personas murieron en Siria, de las cuales 20, en su mayoría integrantes de las fuerzas de seguridad, en atentados en la ciudad de Idleb, indicó el OSDH.

Los medios de comunicación oficiales anunciaron por su parte un balance de nueve muertos, entre ellos un oficial, y más de 100 heridos, entre los civiles y las fuerzas de seguridad, “en dos atentados suicidas terroristas con coches bomba”.

El régimen, que no reconoce la amplitud de la protesta, acusa desde hace 13 meses a “bandas terroristas armadas” de sembrar el caos, pero la oposición atribuye en general esos atentados al régimen.

El gobierno siria “enfrentará las acciones de las bandas armadas”, dijo el vice ministro de Relaciones Exteriores Faysal Meqdad, al entrevistarse con el general noruego Robert Mood, jefe de la misión de la ONU en Siria.

Meqdad denunció una “escalada sin precedentes llevada adelantes por esas bandas desde la llegada de los observadores” y exhortó a Mood a “investigar sobre las violaciones” del plan del emisario internacional Kof Annan e informar con “precisión e imparcialidad a las Naciones Unidas”.

El lunes, Ban condenó los “atentados terroristas cometidos en Idleb y Damasco el lunes y el 207 de abril” y exhortó a “todas las partes a cesar inmediatamente la violencia armada bajo todas sus formas y a cooperar totalmente con el trabajo de la MISNUS (misión de supervisión de la ONU).

Ban Ki-moon dijo que había mejoras “en las zonas donde están desplegados los observadores de la ONU” pero que estaba “muy preocupado por las informaciones sobre la continuación de la violencia”.

En total 30 miembros de la misión de la ONU prevista por el plan Annan se encuentran en Siria, de los cuales ocho en Idleb, Deraa (sur), Hama y Homs (centro) y 22 en Damasco.

Desde marzo de 2011, cuando comenzó la rebelión popular contra el régimen del presidente Bashar al Asad, la violencia provocó en Siria la muerte de más de 11.000 personas, según la OSDH.