Portugal vivió hoy jueves una huelga general y manifestaciones convocadas por el principal sindicato que esperaba una fuerte movilización contra las medidas de austeridad del Gobierno, a las que denuncian como agravantes de la recesión y el desempleo.

En Lisboa, el metro estaba parado y la actividad en los principales puertos del país perturbada a la espera de las manifestaciones convocadas en la capital y otras ciudades para la tarde de este jueves.

“Manifestación”, “Huelga general”, “¡Basta!” se podía leer en los afiches colocados en Lisboa en los últimos días por militantes de la CGTP, la principal central sindical portuguesa, que ha convocado esta huelga en solitario.

Sin embargo, los transportes aéreos no se vieron afectados por la huelga, aunque escuelas, hospitales, tribunales, administraciones, correos, bibliotecas, museos y recogida de basura funcionaban parcialmente.

“El metro está cerrado por huelga. Perdonen las molestias”, decía una pancarta colgada en un portón de acceso al metro de Lisboa. Algunos taxis exhibían un lienzo negro en solidaridad con los huelguistas.

“Nuestro balance hasta ahora es positivo. Hay una fuerte adhesión en el sector de los transportes públicos, en las empresas de recogida de basura y una fuerte participación en el sector sanitario”, dijo Armenio Carlos, líder de la CGTP que cuenta con unos 600.000 afiliados.

“La huelga no sirve para nada y daña al país”, dijo Pedro, un camarero de unos 30 años que aseguró que el número de clientes no ha disminuido.

La CGTP se ha lanzado en solitario en esta batalla, sin el apoyo de la otra gran central sindical, la UGT, que la había apoyado en las dos huelgas generales anteriores de noviembre de 2010 y noviembre de 2011.

Los dos sindicatos están divididos con la reforma laboral que promueve el gobierno, aceptada por la UGT pero que la CGTP ha rechazado de plano al calificarla de “regreso al feudalismo” y que prevé una flexibilización de la jornada laboral, facilitación de los despidos, supresión de días feriados y reducción de días de vacaciones.

Después de Grecia e Irlanda, Portugal es el tercer país de la zona euro que ha necesitado asistencia financiera para evitar la quiebra. En mayo del pasado año la Unión Europea y del Fondo Monetario Internacional (FMI) le concedieron un paquete de créditos de 78.000 millones de euros a cambio de draconianas reformas para reducir el Estado.

Muchos analistas dudan de que la CGTP pueda ganar esta batalla. “Estadísticamente, la adhesión a las huelgas en tiempo de crisis es reducida ya que la gente sabe que no servirán para nada”, dijo el politólogo Anonio Costa Pinto que recordó que las protestas no han tenido nunca en Portugal el mismo seguimiento que en otros países, en particular en Grecia.

Las medidas de austeridad de gobierno han provocado una desaceleración de la economía portuguesa, que según previsiones oficiales, se contraerá este año más del 3% y el desempleo subirá al 14,5%.

Estas previsiones han alimentado los temores de que Portugal podría necesitar un segundo paquete de ayuda pues no está claro de que el país pueda regresar al mercado de la deuda privado en septiembre de 2013.