El príncipe Guillermo regresó el miércoles al Reino Unido tras concluir una misión en las disputadas islas Malvinas como piloto de búsqueda y rescate de la Fuerza Aérea Real (RAF) que Argentina tildó de provocación en medio de una escalada de tensión entre los dos países.
El segundo en la línea de sucesión a la corona “ha regresado de un despliegue habitual” en el archipiélago austral, que los británicos llaman Falklands, indicó a la AFP un portavoz del ministerio de Defensa, antes de que la secretaría del príncipe, Clarence House, confirmara la información.
Guillermo, de 29 años, disfrutará ahora de “unos días de permiso”, precisó el portavoz, antes de reincorporarse al trabajo en su base de Valley, en la isla de Anglesey (norte de Gales) y retomar su vida en la casa cercana a la base donde vive con Catalina, su esposa desde el pasado 29 de abril.
Como manda el reglamento de la RAF, ésta no le acompañó en su desplazamiento a las Malvinas, pero aprovechó la ausencia del príncipe para estrenarse en solitario en sus funciones reales, acompañar a la reina Isabel II en un par de actos e incluso pronunciar su primer discurso público.
Guillermo, o el teniente de aviación Wales como se le conoce oficialmente en el ejército, llegó el 2 de febrero al archipiélago austral bajo dominación británica desde 1833, pero cuya soberanía reclama la nación sudamericana, para una misión que duró finalmente casi siete semanas.
Londres insistió desde el principio en que se trataba de un despliegue de rutina que formaba parte de su trabajo y de su progresión de carrera como piloto de helicópteros Sea King de búsqueda y rescate, labor que el príncipe desempeña desde finales de 2010, compaginándola con sus actividades oficiales.
Pero esta misión irritó a las autoridades argentinas, en medio de una creciente tensión al acercarse el 30 aniversario de la corta pero sangrienta guerra que libraron los dos países por la posesión de las islas entre el 2 abril y el 14 de junio de 1982, y que terminó con la victoria británica.
El gobierno argentino calificó la misión de “acto de provocación” y lamentó que el príncipe llegara “a suelo patrio con el uniforme de conquistador”.
La presidenta argentina Cristina Fernández intensificó en los últimos meses la presión sobre el Reino Unido adoptando una serie de medidas con gran repercusión mediática, para tratar de forzarle a entablar negociaciones bilaterales sobre la soberanía de las islas situadas a unos 600 kilómetros de sus costas y a casi 13.000 de la capital británica.
Londres siempre se ha opuesto a un diálogo, insistiendo en el derecho de autodeterminación de los alrededor de 3.000 isleños, y el primer ministro británico David Cameron anunció recientemente que mientras estos deseen seguir siendo británicos el Reino “defenderá las islas de manera apropiada”.
Tras el anuncio del despliegue de Guillermo y del envío de un moderno destructor, el “HMS Dauntless” a la zona, Argentina denunció en febrero en la ONU una militarización” del Atlántico Sur por parte del Reino Unido.
Buenos Aires anunció también la semana pasada que entablará acciones civiles y penales a nivel local e internacional contra empresas vinculadas a la actividad petrolera iniciada en las islas en 2010, lo que constituye uno de los principales puntos de fricción en la disputa entre los dos países.