El primer ministro británico David Cameron inició el martes una visita de tres días con gran pompa a Estados Unidos, en la que se espera que manifieste su respaldo al presidente Barack Obama en temas como Afganistán e Irán.

Cameron llegó a Washington el martes para mantener conversaciones distendidas con su aliado Obama sobre la situación en Irán y Afganistán en momentos que la estrategia hacia el país asiático se enfrenta a un exhaustivo escrutinio.

Con el fin de marcar lo que los estadounidenses califican de “relación especial” entre ambos países, Cameron recibió el raro honor para un dirigente extranjero de viajar en el avión presidencial Air Force 1.

Según un consejero de la Casa Blanca, ambos gobernantes permanecieron encerrados en la oficina “aérea” de Obama, antes del aterrizaje del aparato en Dayton, Ohio, donde asistieron al partido de inauguración del campeonato universitario de básquetbol, deporte caro al presidente estadounidense.

El plato fuerte de la visita llegará el miércoles, cuando Obama reciba al dirigente británico en el despacho oval, ambos ofrezcan posteriormente una rueda de prensa conjunta y disfruten de una cena de Estado en la Casa Blanca.

La visita de Cameron ocurre en un momento de extrema tensión por una serie de incidentes que involucran a la misión de la OTAN en Afganistán, liderada por Estados Unidos, cuyo último capítulo es la muerte a sangre fría de 16 civiles, entre ellos mujeres y niños, a manos de un soldado de Estados Unidos el pasado domingo.

Ambas partes dicen que se han comprometido con un calendario que establezca el final de 2014 como la fecha tope de retiro de las últimas tropas de combate occidentales en ese país, pero hay un debate creciente sobre el ritmo de la reducción.

Obama advirtió el lunes contra una “carrera hacia las puertas de salida” en Afganistán, por lo que el suceso de la masacre no debería modificar la estrategia de retiro.