Las fuerzas de seguridad paquistaníes seguían el domingo con las obras de demolición del complejo en el que murió Osama Bin Laden durante una operación de un comando estadounidense en mayo pasado, bajo fuerte protección policial.

La destrucción de esta residencia, situada en las afueras de la ciudad de guarnición de Abbottabad (noroeste), iniciada el sábado, continuó durante toda la noche.

Un periodista de la AFP pudo ver a través de las paredes destripadas habitaciones prácticamente vacías, armarios y sillas. Más de la mitad de los edificios ya habían sido destruidos el domingo por la mañana y cuatro topadoras finalizaban el trabajo, añadió.

“Las tareas de demolición por parte de las fuerzas de seguridad, entre las cuales hay soldados, han continuado durante la noche”, declaró a la AFP un responsable de la policía que se encontraba en el lugar. Las obras debían continuar durante todo el domingo, según otros responsables.

Unos 500 policías estaban presentes para hacer respetar un cordón de seguridad, y varios soldados se encontraban a proximidad del lugar.

“Hará falta de tiempo antes de que el gobierno decida qué hacer con el terreno donde había sido edificado el complejo”, declaró un responsable que pidió el anonimato.

Vecinos del lugar proponen la construcción de una escuela -no hay ninguna en el barrio- mientras que ese responsable estima que “sería una buena idea cultivar allí verduras”.

La residencia donde se escondía Bin Laden desde hacía años se encontraba bajo el control de las fuerzas de seguridad, desde que el dirigente de la red Al Qaida murió allí el 2 de mayo de 2011 en una operación comando estadounidense.

Bin Laden vivía allí con sus tres mujeres y nueve niños, algunos de los cuales eran sus nietos.

Su cadáver fue arrojado al mar para evitar que una tumba en tierra atrajera a los simpatizantes del hombre que planeó y organizó los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.

Pero tras su muerte, su última vivienda atrajo diariamente a cientos de visitantes y las autoridades temían que se convirtiera en una atracción turística o en un lugar de homenaje.