La OTAN anunció el sábado que retiraba “todo su personal” empleado en las instituciones gubernamentales afganas, tras el asesinato de dos consejeros militares estadounidenses en un tiroteo en el ministerio del Interior.

Los talibanes reivindicaron la muerte de estos dos asesores estadounidenses en el ministerio del Interior en Kabul y lo justificaron por la quema de ejemplares del Corán en una base militar de Estados Unidos en Afganistán, ocurrida el martes.

El tiroteo se produjo en el quinto día de violentas protestas en todo el país por este incidente, que forzó al presidente estadounidense Barack Obama a presentar sus excusas al pueblo afgano.

La violencia se cobró este sábado la vida de al menos cinco personas en los enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas de seguridad en Kunduz, donde la policía protegió un complejo de la ONU rodeado por manifestantes, que incendiaron tiendas, vehículos y mobiliario público en toda la ciudad, constató un corresponsal de la AFP.

El presidente afgano Hamid Karzai hizo público un comunicado en el que llamó a la contención, tanto a los manifestantes como a las fuerzas de seguridad, y aseguró que presiona a Estados Unidos para que se lleve ante la justicia a los responsables de la quema de ejemplares del Corán.

En un comunicado, la ISAF explicó que un “individuo” “apuntó su arma” contra “miembros de la ISAF en Kabul”, “matando a dos” de ellos, sin proporcionar más detalles de los sucedido.

Otra fuente gubernamental que pidió el anonimato, aseguró que el tiroteo se produjo en “el centro de comando” del ministerio y los dos militares murieron a manos de un miembro de la “policía afgana”.

“Por razones de protección evidentes, he tomado medidas inmediatas para sacar a todo el personal de la ISAF que trabaja en los ministerios dentro y fuera de Kabul”, declaró en otro comunicado el general John Allen, que dirige la fuerza armada de la OTAN en Afganistán (ISAF).

“Estamos investigando el crimen y seguiremos todas las pistas hasta encontrar a la persona responsable del ataque. El causante de este atentado es un cobarde cuyas acciones no quedarán sin respuesta”, advirtió.

“Estamos comprometidos con nuestra colaboración con el gobierno de Afganistán para alcanzar el objetivo común de la paz, la estabilidad y la seguridad en Afganistán en un futuro cercano”, concluyó Allen.

“Es un acto inaceptable y lo condenamos de la manera más contundente”, dijo en un comunicado el portavoz del ministerio de Defensa de Estados Unidos, George Little.

El portavoz señaló también que el jefe del Pentágono, Leon Panetta, respaldaba la decisión del jefe de la Fuerza Internacional de Asistencia en Seguridad en Afganistán (Isaf, por su sigla en inglés), general John Allen, de repatriar a todo su personal.

Asimismo dijo que el ministro de Defensa afgano, general Abdul Rahim Wardak, había presentado sus excusas a Panetta por teléfono.

Panetta “valoró este llamado y convocó al gobierno afgano a tomar medidas para proteger a las fuerzas de la coalición y terminar con la violencia” en el país, señaló Little en su comunicado.

Wardak prometió la implementación “de medidas más fuertes para proteger al personal de la Isaf”, según el vocero del Pentágono.

Estados Unidos, que tiene desplegados 130.000 soldados en el seno de la ISAF, cuenta con consejeros en las instituciones gubernamentales afganas.

El ministerio de Relaciones Exteriores británico anunció después que también retira de manera temporal a todo su personal adscrito a las instituciones gubernamentales en Kabul.

Manifestaciones antiestadounidenses agitan desde hace cinco días Afganistán, después de que ejemplares del Corán fueron quemados por orden de un responsable estadounidenses en la base americana de Bagram, a 60 km al norte de Kabul.

Treinta personas han muerto y más de un centenar han resultado heridas en cinco días de enfrentamientos en el país, según un recuento de la AFP.

Además de los incidentes en Kunduz, hubo manifestaciones e incidentes en Mihtarlam (este), con 15 manifestantes heridos por bala, y en Lagham (también el este del país).

Concentraciones relativamente pacíficas, de varios centenares de personas, tuvieron lugar en las provincias de Logar, Kunar y Nangarhar (este), Sari Pul (norte), Parwan (centro), Kapisa y Nuristán (noreste), declaró Sediq Sediqqi, portavoz del ministerio del Interior.

El lunes por la noche, varios ejemplares del Corán, confiscados a detenidos en la cárcel de la base estadounidense de Bagram, a 60 km al noreste de Kabul, fueron incinerados porque, según responsables en Washington, servían para hacer pasar mensajes entre prisioneros.

Ni las disculpas del presidente estadounidense Barack Obama al pueblo afgano ni los llamamientos a la contención de varias personalidades religiosas parecen haber calmado los ánimos.

El sentimiento antiestadounidense es fuerte entre la población después de 10 años de conflicto en los que se suceden los errores de la OTAN que causan a menudo muertes de civiles, así como diversos casos de profanaciones y otros actos considerados injuriosos con el islam.