Nuevas manifestaciones anti-estadounidenses con llamados a matar soldados extranjeros estallaron el jueves en Afganistán, por tercera jornada consecutiva, tras la quema de ejemplares del Corán en la mayor base militar de Estados Unidos en el país.

Los disturbios del miércoles ya habían dejado doce muertos entre los manifestantes.

Este jueves, miles de personas desfilaron en varias provincias afganas, y los talibanes llamaron a “matar” a los soldados extranjeros en Afganistán tras la quema de esos ejemplares del Corán.

“Para defender el libro santo (…) debéis atacar valientemente las bases militares de los invasores, sus convoyes militares, matarlos, capturarlos, golpearlos y darles una lección, para que no osen nunca más insultar el santo Corán”, declararon en un comunicado.

En Mihtarlam, capital de la provincia de Laghman, al este de Kabul, unas 1.000 personas se manifestaron gritando “¡Muerte a Estados Unidos!”. Los manifestantes atacaron una inmueble de la PRT (equipos de reconstrucción de la OTAN, integrados por civiles y militares), relató un testigo a la AFP en conversación telefónica, durante la cual se escucharon disparos.

Unas 400 personas se manifestaron en los suburbios de Bagrami, en el sudeste de Kabul, gritando “¡Larga vida al Islam, larga vida al Corán!”, y también “¡Muerte a Estados Unidos!”. Dos personas resultaron heridas por bala, según un fotógrafo de la AFP.

Otras manifestaciones se celebraron en varias provincias del país, entre ellas las de Kunar, Takhar, Badajstán y Baghlan.

“Queremos que los culpables sean juzgados. Las disculpas ya no nos sirven”, gritaban los manifestantes.

En la noche del lunes al martes, varios ejemplares del Corán, confiscados a detenidos de la prisión de la base estadounidense de Bagram (60 km al noreste de Kabul) fueron incinerados. Los libros servían para esconder mensajes entre detenidos afganos de la prisión, según fuentes de Estados Unidos.

Los afganos tienen un fuerte sentimiento de pertenencia religiosa y cualquier ofensa contra el Islam suele desatar una ola de indignación contra las tropas occidentales, que en 2001 invadieron el país para derrocar al régimen de los talibanes.

El comandante de la Fuerza Internacional para Afganistán de la OTAN (ISAF), el general norteamericano John Allen, presentó sus disculpas y admitió que soldados de la base de Bagram se deshicieron “por inadvertencia” de ejemplares del Corán.

En Washington, el secretario de Defensa, Leon Panetta, expresó “la más firme desaprobación de esa conducta” y prometió “tomar las medidas necesarias y pertinentes para que eso no vuelva a ocurrir jamás”.

Estas manifestaciones se producen en un muy mal momento para Estados Unidos, que quiere retirar progresivamente hasta fines de 2014, y sin demasiados problemas, a sus 100.000 soldados combatientes en el país.

Su objetivo es dejar a Afganistán pacificado, en parte gracias a las conversaciones de paz que intentan mantener en Catar con los talibanes.

Sin embargo, los talibanes dudan sobre la estrategia a seguir. Prueba de ello es el comunicado en el que instan este jueves a “matar” a soldados extranjeros.

Sin embargo, la víspera su portavoz Zabiulá Mudjahid, aunque condenó la “profanación” del Corán, dijo que este acto “no afectaría el proceso de Catar”, donde los rebeldes pueden abrir una oficina de representación para negociar con Estados Unidos.