El primer ministro británico David Cameron prometió el jueves en Escocia luchar por la “supervivencia” del Reino Unido, y ofreció estudiar nuevos traspasos de competencias si los electores rechazan la independencia en el referédum planeado para 2014.

“Creo en el Reino Unido. Mi cabeza, mi corazón y mi alma son unionistas” y “estoy listo para luchar por la supervivencia de este país”, proclamó en un discurso en un hotel de Edimburgo, con el imponente castillo de la capital escocesa como telón de fondo.

Dado el público y el lugar, Cameron no negó que una Escocia independiente pudiera ser viable, pero insistió en que esta región ligada al Reino Unido desde hace más de 300 años es “más fuerte, más segura, más rica y más justa” dentro de la unión que conforma con Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte.

Los cinco millones de escoceses, de un total de 60 millones de británicos, forman parte de “un sistema, unas reglas y una divisa comunes que nos han ayudado a convertirnos en la séptima mayor economía del mundo”, afirmó.

Cameron señaló que sería “profundamente triste” que Escocia se separara del resto del país, como defiende el jefe del gobierno regional y líder del Partido Nacional Escocés (SNP), Alex Salmond, que logró el año pasado la mayoría absoluta en el parlamento semiautónomo con la promesa de organizar un referéndum en la segunda mitad de la legislatura.

Sin embargo, el primer ministro dijo entender también que los escoceses quisieran expresar su identidad y dirigir más directamente sus vidas, lo que le llevó hacer su oferta sobre una mayor transferencia de competencias.

“Cuando el referéndum de independencia haya pasado, estoy dispuesto a mirar como se puede mejorar el acuerdo de traspaso de competencias”, afirmó sin dar precisiones.

Escocia tiene actualmente competencias en materia de justicia, educación y sanidad, pero el Reino Unido controla ámbitos como la fiscalidad, la defensa y la política exterior.

Interrogado posteriormente por la BBC sobre la propuesta de Cameron, Salmond indicó que “si (el primer ministro) tiene una oferta para el pueblo de Escocia, la tiene que hacer ahora”, porque los escoceses no se van “a dejar engañar” sólo con “vagas promesas”.

Cameron aceptó en enero el principio del referéndum y se mostró dispuesto a ceder temporalmente al parlamento escocés los poderes de los que según él carece, siempre y cuando la consulta se celebre bajo sus condiciones.

Una de ellas es que se celebre lo antes posible –preferiblemente a mediados de 2013– porque estima que la incertidumbre que rodea esta cuestión está teniendo un impacto negativo en la economía, y otra es que la pregunta se debe poder responder únicamente por ‘Sí’ o ‘No’ a la independencia.

Los escoceses, que iniciaron un proceso de consultas tras presentar el libro blanco del referéndum a finales de enero, no descartan una tercera opción sobre una mayor autonomía dentro del Reino Unido.

Antes de recibir a Cameron en su residencia oficial, ante la cual se había reunido un pequeño grupo de manifestantes para protestar contra el plan de ajuste gubernamental, Salmond dijo que el primer ministro debe aceptar que sea Escocia la que decida las modalidades.

“Esto tiene que ser un referéndum para Escocia, hecho en Escocia, construido en Escocia, y debe confiar en el Parlamento escocés para llevarlo a cabo y no intentar dictar las condiciones desde Londres”, dijo Salmond.

A la salida de la reunión, la primera entre los dos dirigentes sobre el tema del referéndum, Cameron dijo en los micrófonos de la BBC que la conversación con Salmond había sido constructiva, pero que “no hubo muchos progresos” en el tema de la independencia.