Grecia vive como una humillación las exigencias de los países de la Eurozona mejor valorados por los mercados, que quieren imponerle algún tipo de tutela antes de acudir a su rescate.

Irritados por los retrasos de Grecia en aplicar las medidas de austeridad impuestas desde hace dos años, y antes de comprometerse –quizá este lunes– a desbloquear un segundo y gigantesco plan de rescate, algunos socios europeos siguen aumentado la presión sobre Atenas.

En efecto, estos países temen perder su excelente calificación financiera si tuvieran que llenar agujeros financieros suplementarios en Grecia.

El jueves, en Atenas, toda la prensa reaccionaba a las declaraciones del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, que comparó a Grecia con un “pozo sin fondo” y expresó temores sobre su calendario electoral.

“¿Quien va a garantizar que después de las elecciones convocadas para abril, Grecia respetará lo que hemos decidido” con el actual gobierno? se interrogó Schauble.

El portavoz del ejecutivo griego confirmó el lunes que habría elecciones anticipadas en abril, de conformidad con los términos del acuerdo entre los partidos socialista y conservador, cuando suscribieron un alianza gubernamental en noviembre pasado.

“¿Que quieren los alemanes?”: “un mecanismo de vigilancia” y un “gobierno a la (Mario) Monti”, el primer ministro italiano, formado por tecnócratas, afirmaba el jueves con irritación el progubernamental Ta Nea en su primera página.

El diario popular de derecha Elefterotypos sacaba toda su artillería: “La Junta de Schäuble, hacia un retorno a los años de plomo”, titulaba, aludiendo a la dictadura de los coroneles que padeció Grecia entre 1967 y 1974.

Ya el miércoles, el presidente griego, Carolos Papulias — que fue en su adolescencia un activo resistente anti nazi– aseguró que no toleraba las “burlas” del ministro de Finanzas alemán o de los dirigentes holandeses y finlandeses sobre la lucha de Atenas por permanecer en la zona euro.

“No acepto que mi país reciba las burlas de Schäuble”, dijo el presidente griego. “¿Quién es el señor Schäuble para burlarse de Grecia?, ¿Quienes son los holandeses?, ¿Quienes son los finlandeses?”, se preguntó el jefe del Estado heleno, una personalidad de consenso que goza de gran popularidad en el país.

“Siempre hemos tenido el orgullo de defender no sólo nuestra libertad, sino también la de Europa”, agregó Papulias.

Alemania, Finlandia y Holanda, que constituyen el frente de la intransigencia ante Grecia, son — junto a Luxemburgo– los únicos países que conservan su nota AAA después de que la agencia Standard and Poor’s rebajara la de varias naciones europeas el pasado mes de enero.

El jueves, Luxemburgo su sumó a este frente. Grecia debe elegir entre reformar su economía o abandonar la zona euro, afirmó el ministro luxemburgués de Finanzas, Luc Frieden, quien dijo que Atenas debe aceptar una vigilancia más estricta de sus cuentas por parte de la Unión Europea.

“Cada Estado debe elegir por sí mismo si quiere estar en la Eurozona. Si la respuesta es afirmativa, debe cumplir con las condiciones”, sentenció Frieden.

El fin de semana pasado, las masivas protestas contra los ajustes pedidos por la zona euro, a cambio de un prometido plan de rescate, desencadenaron una verdadera batalla campal en Atenas, con saqueos e incendios, que dejaron a varios edificios emblemáticos de la ciudad reducidos a cenizas.