Al menos 22 personas perdieron la vida el martes en Siria, en sangrientas operaciones de seguridad y en combates entre el ejército regular y los soldados disidentes que se han sumado a la revuelta popular contra el régimen de Bashar Al Asad, según militantes de derechos humanos.

“El régimen utiliza una fuerza desmesurada en varias regiones de Siria; la potencia de fuego aplicada es la más violenta desde el comienzo de la revolución siria”, en marzo de 2011, comentó Rami Abdel Rahman, presidente del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), con sede en el Reino Unido.

En el noroeste de la provincia de Idleb las fuerzas del régimen mataron a seis civiles, entre ellos tres jóvenes víctimas de una emboscada de las milicias leales al régimen en la población de Talaad, según el OSDH.

En la misma región la explosión de un camión militar causó la muerte de un soldado en Ariha, donde murió también un civil a causa de una bala perdida durante combates entre las fuerzas del orden y un grupo de desertores, según la misma fuente.

En el centro de la región de Homs 14 civiles murieron, entre ellos siete en el bombardeo de Rastan, una ciudad donde el ejército sufrió “grandes pérdidas en vidas humanas y en material” desde hace dos días, según el OSDH.