Una “tempestad de silicona” en el cuerpo, dolor y fiebre durante meses y la incertidumbre de más problemas por venir: eso sintió la brasileña Jany Simon al romperse su implante mamario de la marca PIP, en el centro de un escándalo global por usar material defectuoso.

Simon es una de las 12.500 mujeres que en Brasil se implantaron las prótesis de la firma francesa, que ahora se encuentra bajo la lupa por utilizar silicona de menor calidad y cuyo fundador, Jean-Claude Mas, fue detenido este jueves.

De 54 años y originaria del estado de Rio Grande do Sul (sur), Simon se realizó el implante después de que le fueron retiradas las dos mamas debido a un cáncer, en 2005.

Ella no decidió la marca. “El cirujano aceptó colocarme las prótesis, siempre que yo aceptara utilizar la misma marca con la que él trabajaba, que no era la nacional que pagaba mi plan de salud. Pagué la diferencia de valor y acepté”, contó en una entrevista a la AFP.

Pero cuatro años después, en noviembre de 2009, “comencé a sentir problemas. se me hincharon el brazo y el pecho” y los exámenes constataron la ruptura de la prótesis de la mama derecha.

Tras haber pasado por un cáncer, esta estilista y madre de familia no quiso correr riesgos y decidió retirarse la prótesis, pero allí comenzó el vía crucis para que el médico, la importadora o el fabricante se responsabilizaran.

“Yo estaba cada vez peor, con más fiebre, no podía trabajar”, contó a la AFP.

En mayo de 2010 la justicia ordenó la operación, que duró cinco horas.

“El cirujano se quedó asustado porque yo estaba llena de silicona suelta, en el tórax. En mis resultados médicos lo describen como una tempestad de nieve de silicona, estoy llena de gotas de silicona esparcidas por mi tórax”, señaló, mostrando el informe médico.

Pero las complicaciones no acabaron, ya que comenzó a presentar otros trastornos, dijo. Después de un sinfín de exámenes, que “fueron un horror para mí y para mi familia”, se localizaron residuos de silicona en nódulos de la axila, que tendrían que ser retirados con una nueva cirugía, dijo.

El fundador de PIP, empresa que cerró sus puertas en 2010, fue arrestado este jueves en Francia, en el marco de una investigación por “homicidio y heridas involuntarias” relacionada con las implicaciones sanitarias provocadas por las prótesis.

El escándalo se intensificó en diciembre, cuando se supo que esas prótesis contenían un aditivo para carburantes y el gobierno francés recomendó la remoción de esos implantes, a pesar de no haberse comprobado que provoquen cáncer.

“Cuando leí en la prensa que la empresa PIP utilizó silicona industrial me quedé muy preocupada porque tengo residuos de esa silicona en el organismo que no retiraron”, dijo Simon, sentada junto a su abogada Marina Ferrari, quien la representa en una demanda contra la importadora.

Al menos 12.500 mujeres utilizaron implantes PIP en Brasil, y otras 7.000 de la holandesa Rofil que utilizó el mismo producto de menor calidad.

“Los hechos que conocemos indican que esas prótesis pueden producir una ruptura más precoz y con más posibilidad de reacción inflamatoria, y por eso la Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica (SBCP) recomienda que las pacientes que adelanten la revisión para comprobar la integridad de las prótesis”, dijo a la AFP el presidente de esa entidad, José Horacio Aboudib, en una reciente entrevista.

Este mes, la agencia nacional sanitaria brasileña ordenó al servicio público hacerse cargo de las operaciones a las mujeres que sufran la ruptura de esos implantes.

Simon ha presentado una demanda contra la importadora. “Pero no dejo de responsabilizar al gobierno brasileño y al médico, creo que todos deberían responder por lo que estoy pasando yo, mi marido, mis hijos. No hay dinero que pague eso”, aseguró, cuestionando “cómo la agencia responsable del gobierno dejó entrar prótesis sin hacer una fiscalización”.