A pocas horas de su caída, la agencia espacial rusa Roscosmos era incapaz de predecir en qué lugar de la Tierra se abatirán este domingo los restos de su sonda defectuosa Fobos-Grunt, que fracasó en su intento de dirigirse a un satélite del planeta Marte.

Durante toda la semana, Roscosmos intentó predecir el lugar del impacto del aparato, hablando sucesivamente del centro del océano Índico, las orillas de Madagascar, las costas de Argentina y por último el litoral chileno en el Pacífico.

En el último comunicado, la agencia espacial rusa anuló sus predicciones y publicó un mapa que cubre Sudamérica, África, Europa, Asia, Oceanía y los océanos Atlántico, Pacífico e Índico (www.federalspace.ru/img_popup.php?img_url=/img/news/2012_01_14_fobos_b.jpg).

La hora del impacto tampoco se sabe; los científicos rusos prevén que los restos caigan en la Tierra entre las 11:36 y las 19:24 horas de Chile.

Una fuente del sector espacial ruso, citada por la agencia Itar-Tass, hizo la mañana del domingo una predicción más precisa, y dijo que la sonda Fobos-Grunt caerá en la parte china del desierto de Gobi hacia las 22H40 de Moscú (18H40 GMT).

Roscosmos quiso infundir tranquilidad asegurando que aunque caigan fragmentos en una zona habitada, el peligro para la población sería mínimo, ya que la mayor parte de esta sonda de 13.500 kg se consumirá al entrar en la atmósfera.

Sólo entre 20 y 30 fragmentos, de un peso total máximo de 200 kg, deberían lograr atravesar la atmósfera sin consumirse en su totalidad e impactar en tierra.

La sonda espacial, cuyo costo fue de 165 millones de dólares y fue lanzada el 9 de noviembre, será uno de los objetos más grandes en atravesar la atmósfera desde el regreso de la estación espacial Mir en 2001.

Fobos-Grunt, que debía dirigirse hacia un satélite de Marte (Fobos) para tomar muestras, fracasó en su intento de franquear la atracción terrestre, y desde entonces su órbita cae lentamente.

El año 2011 fue uno de los peores para el sector espacial ruso. El último fracaso en sus proyectos fue el 23 de diciembre, cuando un satélite de comunicaciones militares y civiles cayó en Siberia por un desperfecto del cohete Soyuz que lo llevaba a su órbita.

Comentando esos fracasos el 10 de enero pasado, el director de Roscosmos, Vladimir Popovkin, mencionó la existencia de un supuesto complot extranjero.

Popovkin se mostró sorprendido de que algunos lanzamientos fracasaran justo en el momento en que los aparatos atravesaban zonas no cubiertas por los radares rusos.