La Casa Real española publicó sus cuentas este miércoles, por primera vez desde el regreso de la democracia, un gesto de transparencia de Juan Carlos I, en un contexto de escándalo por presunta corrupción que salpica al yerno del rey, Iñaki Urdangarin.
De los 8,43 millones de euros (10,66 millones de dólares) atribuidos en 2011 por el gobierno español a la familia real, el monarca, de 73 años, cobró 292.752 euros, según un comunicado publicado en la página web de la Casa de Su Majestad.
Su hijo y heredero, el príncipe Felipe, de 43 años, recibió la mitad: 146.375 euros anuales.
La reina Sofía, la princesa Letizia -esposa de Felipe- y las infantas Elena y Cristina cobraron únicamente “gastos de representación”, por un total máximo de 375.000 euros, afirmó el comunicado, sin detallar los gastos de cada uno, pero precisando que todos pagan impuestos.
Afectados por una reducción de los sueldos de altos funcionarios ordenada por el anterior gobierno en el marco de medidas de austeridad, los salarios de la familia real fueron reducidos un 15% en 2010 y congelados este año, precisó a la AFP un responsable de comunicación de la Casa Real.
Aunque el presupuesto global atribuido a la corona era conocido, su repartición nunca había sido publicada hasta ahora.
“El rey no tiene obligación por la Constitución de publicar sus cuentas. Pero es un gesto de transparencia sin duda exigida por la crítica, la presión mediática y política y de los blogueros de internet, por las sospechas sobre su yerno”, explica a la AFP Pilar Urbano, una de las autoras que más ha escrito sobre la familia real española.
“Aunque las críticas y las sospechas no van contra el rey ni contra los presupuestos de la Casa del Rey sino sobre los negocios marginales que ha hecho su yerno, se siente moralmente en la obligación de un gesto de transparencia. Es un símbolo”, agrega.
La decisión de publicar el sueldo del monarca fue divulgada el 12 de diciembre, al tiempo que se anunció la decisión de apartar de los actos oficiales a Urdangarin, el esposo de la hija menor del rey, la infanta Cristina.
El caso tomó un cariz complicado para Juan Carlos I, un monarca muy respetado por haber conducido a España hacia la democracia tras la muerte del dictador Francisco Franco en 1975.
El rey lamentó el martes que la prensa “personalizase” sus declaraciones durante el tradicional mensaje televisado de Navidad, en el que afirmó que “la justicia es igual para todos”, algo que rápidamente fue interpretado como una referencia directa a su yerno, el duque de Palma.
Iñaki Urdangarin, de 43 años, ex campeón olímpico de balonmano con la selección española, está siendo investigado en un caso de presunta corrupción que implica al Instituto Nóos, una entidad sin ánimo de lucro que él presidió entre 2004 y 2006.
La investigación gira en torno a 2,3 millones de euros cobrados por dicho instituto por organizar un congreso sobre el turismo y el deporte en las Islas Baleares en 2005 y 2006.
Diego Torres, antiguo socio de Urdangarin, ya fue inculpado por este caso, y el duque de Palma debería serlo también próximamente, según la prensa española.
Conminado por el rey en 2006 a abandonar la presidencia de Noós, el esposo de la infanta aceptó un puesto en la empresa de telecomunicaciones Telefónica que lo trasladó a Washington en 2009, donde vive con su familia.
“El primer cordón sanitario o cortafuegos que ha hecho el rey ha sido apartarle de la casa”, considera Urbano, en un gesto por evitar la desconfianza de la opinión pública.
Mientras tanto el presunto escándalo de corrupción ya ha hecho mella en la imagen de la familia real. Un 13% de los españoles asegura que su opinión de la corona empeoró en los últimos tiempos, aunque 81,3% reconozca el “papel fundamental” del rey, según un sondeo reciente.