En noviembre se cumplió un año desde que científicos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso instalaron en la Antártica la última de sus estaciones de ensayo, la cual mide a lo largo de Chile la velocidad de corrosión y el impacto que ésta genera en los metales.

Este proyecto, recientemente constató que el acero galvanizado resiste mejor a la acción de los cloruros y al dióxido de azufre, en comparación al cobre o acero al carbono.

Los estudiantes de Química Industrial de la PUCV, Fabrizio Vinciguerra y Tamara Cortés, recientemente retiraron algunas muestras ubicadas en la base científica “Profesor Julio Escudero” del Instituto Antártico Chileno.

Ellos son parte del proyecto “Construcción de mapas de corrosividad atmosférica de Chile para los metales y aleaciones de mayor interés tecnológico”, financiado por Corfo-Innova y el INACH, y liderado por la decana de la Facultad de Ciencias de la PUCV, Rosa Vera.

El objetivo de esta investigación es diseñar un catastro a lo largo del país y en la península Antártica, sobre cómo se deterioran algunos metales y cuáles son los más adecuados para la construcción en diferentes zonas de Chile. “La corrosión atmosférica es la causa más frecuente de deterioro que sufren los metales y sus aleaciones, ya que la gran mayoría de las construcciones, estructuras y piezas metálicas, se encuentran expuestas a la acción del medioambiente”, explica Rosa Vera.

La estación en la península Antártica es la número 31 ubicada a lo largo del país (de Arica a Punta Arenas, y en la Isla de Pascua) y, al igual que las otras en el continente, mide la velocidad de corrosión del acero galvanizado, acero al carbono, aluminio y cobre.

Además, se obtendrán variables meteorológicas en las estaciones, entre otros antecedentes. La idea es que con los datos obtenidos durante tres años (se comenzó el 2010), se pueda elaborar un mapa de corrosividad atmosférica de los metales y aleaciones de mayor uso en Chile.

En el caso de la Antártida, se detectaron altos niveles de dióxido de azufre (SO2) y se comprobó que el acero galvanizado, que posee moléculas de zinc, es uno de los más resistentes a la acción del hielo, la lluvia y las bajas temperaturas respecto a los otros metales analizados.

“Hemos encontrado altos niveles de cloruro, pues está muy cerca del agua. En las primeras medidas, tuvimos velocidades de corrosión no esperadas, que eran más altas de los promedios que se estilan. Para nosotros fue un resultado no esperado. Hay períodos donde está el hielo encima, lo que encapsula a las probetas y las aleja del oxígeno, disminuyendo su velocidad de corrosión”, planteó la decana Rosa Vera.