El duque de Edimburgo y esposo de la reina Isabel II, de 90 años, salió este martes el hospital de Papworth, cerca de Cambridge (este de Inglaterra), donde fue operado de urgencia el viernes por una obstrucción coronaria.
El príncipe Felipe apareció sonriente a bordo del vehículo que debía llevarlo a la residencia de Sandringham, a unos 80 km de la clínica, donde los miembros de la familia real pasan las fiestas de fin de año.
“Su alteza real el duque de Edimburgo dejó el hospital de Papworth esta mañana. Regresa a Sandringham en coche”, indicó el Palacio de Buckingham en un comunicado, agregando que quería “reunirse con su familia” y que agradeció al equipo del hospital los “excelentes cuidados que recibió durante su estancia”.
El duque de Edimburgo, que sufría dolores en el pecho, fue transportado en helicóptero el viernes hasta la clínica.
Los cirujanos le colocaron un “stent”, dispositivo que se inserta en la arteria para dilatarla y solucionar la obstrucción, una intervención que se lleva a cabo con anestesia local y que se desarrolló con “éxito”, según Buckingham.
Este problema de la salud de Felipe es el más grave del príncipe consorte en casi 60 años.
Este hombre robusto que vive desde hace 64 años a la sombra de su esposa es conocido por su franqueza y por su inagotable energía: a los 80 años, aún participaba en carreras de enganches.
Pese a dirigir unas 800 asociaciones, participa de todos los viajes oficiales. Aun cuando redujo un poco sus obligaciones públicas desde mediados de año, a fines de octubre realizó un periplo de 11 días por Australia con la reina. Poco después tuvo que anular una visita a Italia a causa de un resfriado.
Por primera vez este año no pudo participar de las tradicionales celebraciones de Navidad con su familia en Sandringham, pero recibió en el hospital la visita de la reina, sus hijos y nietos.
La reina Isabel II y sus cuatro hijos estuvieron el sábado en la mañana en el hospital, en una manifestación de inquietud no habitual de parte de la familia real. En 2008, cuando el príncipe estuvo hospitalizado tres días por una infección, la reina no lo visitó.
El domingo, seis de sus ocho nietos fueron a visitarlo: el príncipe Guillermo, segundo en el orden de sucesión al trono, su hermano Enrique, así como las hijas del príncipe Andrés, Beatriz y Eugenia, y los hijos de la princesa Ana, Zara y Pedro.
El palacio de Buckingham había advertido el sábado que la convalecencia del príncipe Felipe no modificaría el programa de Navidad de la familia real.
Después del casamiento de Guillermo y Catalina en 2011, la familia real prepara en 2012, con toda la pompa, los 60 años del reinado de Isabel II, actualmente con 85 años de edad.
Este “jubileo de diamante” será marcado por festividades en junio y una serie de visitas a los países de la Mancomunidad Británica.