Brasil financió al extinto general Augusto Pinochet en los primeros años de su dictadura en nuestro país (1973-1990), y recibió a cambio apoyo para ocupar cargos en organismos internacionales, según cables diplomáticos desclasificados difundidos el lunes por el diario Folha de Sao Paulo.

El régimen militar brasileño de la época concedió créditos al gobierno de Pinochet y aumentó la compra de cobre hasta convertirse en 1976, delante de Alemania, en el principal comprador externo de ese mineral, señalan los mensajes confidenciales desclasificados.

“Es el momento de concentrar aquí nuestras compras de cobre. Eso nos dará aquí una influencia y una voz desvinculadas de quien gobierne el país”, señala uno de los 266 telegramas publicados por “Folha Transparencia”, una iniciativa lanzada en julio con el fin de revelar los secretos de la diplomacia brasileña.

De acuerdo con los telegramas, el gobierno de Pinochet estaba en una “grave situación” económica y pidió ayuda al gigante sudamericano.

La dictadura brasileña (1964-1985) obtuvo a cambio respaldo de Santiago para sus candidatos a puestos internacionales, y ejerció presión para evitar que el régimen de Pinochet fuera condenado en foros latinoamericanos.

“El proyecto inicial bastante fuerte de moción de condena al gobierno chileno fue aguado por iniciativa de las delegaciones brasileña y argentina”, señala un telegrama fechado en 1975.

En otro de los mensajes, se da cuenta del “apoyo entusiasta” de Chile a la aspiración de un diplomático brasileño a ocupar un puesto en un organismo jurídico de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Las dictaduras que gobernaron el Cono Sur en las décadas de los 70 y 80 actuaron coordinadamente para intercambiar información y reprimir a grupos de izquierda bajo el llamado Plan Cóndor.

Una de las principales tareas de Brasil fue “montar una red de telecomunicaciones”, según Folha.