Salvar el protocolo de Kioto a toda costa: el futuro del tratado pionero en la lucha contra el cambio climático es acaloradamente debatido en la conferencia de la ONU que se celebra hasta este viernes en Durban (Sudáfrica).

¿Es Kioto la herramienta ideal para enfrentar el cambio climático?, se cuestionan algunos, sobre el tratado que está en el centro de las negociaciones del clima en Durban.

Las conferencias de 2009 y 2010 fracasaron en su intento de salvar el Protocolo de Kioto, el único instrumento legal en la lucha contra el calentamiento global, que obliga a unas 40 naciones industrializadas a reducir sus emisiones nocivas al planeta, pero cuya vigencia culmina en 2012.

Los países en desarrollo se han unido en Durban en ese reclamo: “Nuestra condición para avanzar en las negociaciones es un segundo período del Protocolo de Kioto que sea robusto y claro”, dijo la ministra ecuatoriana de Patrimonio, María Fernanda Espinosa.

“Obtener un segundo período de compromisos es la cuestión más importante en Durban”, afirmó el lunes el jefe de la delegación de China, Xie Zhenhua.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, urgió el martes a los negociadores a “considerar un segundo período de compromisos bajo el protocolo de Kioto”.

“Aunque Kioto solo no resuelva el problema climático actual, es una base para construir sobre la misma, con importantes instituciones”, destacó el jefe de la ONU.

La Unión Europea, que representa alrededor del 11% de las emisiones de gases con efecto invernadero del planeta, ha indicado que está dispuesta a renovar el tratado firmado en esa ciudad japonesa en 1997 y que entró en vigor en 2005.

Pero otros grandes emisores industrializados, Japón, Rusia y Canadá han declarado su reticencia, mientras los dos mayores emisores del planeta estén fuera de ese tratado: China, no obligada por ser país en desarrollo, y Estados Unidos, que no lo ratificó.

“La supervivencia del protocolo de Kioto se ha convertido en un totem para muchos países en desarrollo, que lo ven como un símbolo de la voluntad de los países desarrollados de reducir las emisiones”, expresó Claire Parker, asesora de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

“Aunque el protocolo continúa siendo un emblema importante para el multilateralismo, en realidad se ha convertido más en un impedimento que un medio para un progreso genuino”, declaró Elliot Diringer, vicepresidente del Centro de Soluciones para el Clima y la Energía, en un reciente artículo en la revista científica Nature.

“Más importante que asegurar la supervivencia de Kioto, es construir algo mejor que lo reemplace”, añadió.

La directora de Clima y Energía de la organización de expertos World Resources Institute, Jennifer Morgan, contraponía en declaraciones a la AFP: “Kioto es el punto de partida para construir un acuerdo más amplio a futuro. Es importante además porque contiene elementos institucionales claves, como el mercado de carbono, medidas de revisión y obligaciones de reducción de emisiones”.

Muchos activistas ambientales paseaban estos días por las áreas de la conferencia de la ONU con camisetas y pegatinas con la leyenda I LOVE KP (Yo amo el Protocolo de Kioto): “el Protocolo de Kioto es bueno y debería ser extendido”, dijo Barry McGarron, un joven irlandés con esa camiseta.

Uno de los posibles avances en esta conferencia es un entendimiento para un acuerdo que a futuro obligue a los grandes emisores de gases de efecto invernadero del planeta.

China indicó que aceptaría un acuerdo vinculante después de 2020.

Brasil dio la misma indicación. “No está claro si será un instrumento paralelo al protocolo de Kioto o un solo instrumento” para todos los países, explicó el jefe de la delegación brasileña y subsecretario de medio Ambiente de la Cancillería, Luiz Alberto Figuereido.