Lionel Messi “es un guerrero con mirada infantil”, dijo sobre su compatriota, número uno del fútbol mundial, el argentino Leonardo Faccio, autor del libro “Messi, el chico que siempre llegaba tarde”, presentado este jueves en Barcelona, donde reside el autor.

Tras tres años de seguimiento del prodigio, de entrevistas al jugador, a su familia, a sus amigos y a grandes futbolistas argentinos, Faccio traza un perfil de Messi, aunque “nunca pretendí ser el biógrafo de Messi”, se ataja el autor, que en 2008 fue distinguido con mención de honor en la categoría texto por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, presidida por el colombiano Gabriel García Márquez.

“Una estrella de esas dimensiones merece más que la habitual hagiografía o un panfleto morboso”, destacó en su presentación la editorial Debate, del grupo Random House Mondadori. “En la mejor tradición del periodismo narrativo, el que nace con Gay Talese, Tom Wolfe o Norman Mailer, Faccio ha trazado un fascinante perfil en tres tiempos de un futbolista que con apenas 24 años ha roto todos los récords y se ha convertido, por merecimiento propio, en el futbolista más famoso del mundo”, añadió.

“Messi habla poco y el desafío fue no dejar que sus palabras lo limitasen”, explica a la AFP el autor que se informó “sobre sus intereses fuera del fútbol y hablamos sobre su novia, los amigos, su barrio, las vacaciones, la familia… No me acerqué buscando sentencias, sino gestos, reacciones”, puntualizó el autor.

Faccio recuerda en su libro que Messi “llegaría más lejos que ningún otro futbolista de su edad”: ganaría seis títulos consecutivos con el FC Barcelona, sería el máximo goleador de la liga de Campeones, lo elegirían el mejor futbolista del mundo, se consagraría como el jugador más joven en marcar cien goles en la historia de su club y se convertiría en el ‘crack’ mejor pagado con un contrato anual de diez millones y medio de euros, “unas diez veces más de lo que ganaba (Diego) Maradona cuando jugaba en el Barça”.

En el libro de 190 páginas, Faccio conversa con Messi y su entorno, desde su padre hasta el carnicero de referencia, con los futbolistas argentinos “Bruja” Verón, Maradona, Jorge Valdano, pero también con su familia en Rosario, con compañeros del Barça y amigos de la infancia.

Faccio, que admite que cuando aceptó el encargo de la editorial “no sabía nada de fútbol y no tenía un interés personal” en Messi, admitió que la tarea exigió “muchísima paciencia, porque me interesaba ver la normalidad de Messi”.

El prodigio del balón, del que su maestra dijo que “era un líder que ejercía en silencio” pero que “todos querían jugar con él”, todos los días, “después de las prácticas en el club, come y se va a dormir” la siesta, relató el autor.

Messi “tiene una misión de vida y considera distracciones indeseables casi todo lo que pueda apartarlo de su objetivo”, no lee, apenas sale, y “si lo dejás, te duerme hasta las diez, once de la mañana, y, además, duerme la siesta”, reveló quien fuera su compañero de habitación por decisión de Maradona en el último mundial de fútbol, “la brujita” Verón.

“En la rutina de su casa, se acuesta cuando no se le ocurre nada mejor que hacer”, añade Faccio.

En agosto de 2003, a sus 16 años, Messi –según un registro del Barça– pesaba 62,700 kilos y el día anterior había dormido “diez horas por la noche y una hora de siesta por la tarde… Messi era el futbolista más habilidoso de la cantera del club y al mismo tiempo el más dormilón de toda su categoría”, recordó en el libro.

Pero “la frecuencia de movimientos que tiene en la cancha es más alta que la de Maradona”, confió el preparador físico personal de Maradona y, en el Mundial de Sudáfrica, de la selección argentina. “Llevar la pelota tan pegada al pie exige un ritmo altísimo de pasos. No sé cómo lo hace”, admitió.

Messi no se pone tenso en el vestuario minutos antes de entrar al terreno de juego, en cambio Valdano recuerda “haber visto a Maradona asustado, pidiendo ayuda a su madre antes de un partido importante”.

“Es un chico sentado en un rincón. No hace nada. No se venda. Tampoco usa tobilleras. Un partido de los cuartos de final de un mundial lo juega igual que si jugara con los amigos del pueblo de él”, confió Verón.