El ex embajador de Estados Unidos en Nicaragua, Robert Callahan, llamó este jueves a Washington a mantener la cooperación con Managua pese a la “farsa” electoral, mientras legisladores republicanos llamaron a desconocer la victoria del presidente Daniel Ortega.

“Por el momento, al menos, pienso que debemos permanecer” en Nicaragua, dijo Callahan en una audiencia en la Cámara de Representantes, donde la mayoría republicana criticó las elecciones del 6 de noviembre y pidió al gobierno de Barack Obama mano dura contra Nicaragua.

Callahan, quien fue embajador en Managua desde 2008 hasta julio pasado, reconoció el “dilema” de Washington entre mantener lazos con un “gobierno ilegítimo y por momentos detestable” o reducir su presencia diplomática y su ayuda.

Apoyó la primera opción: “Debemos continuar impulsando abiertamente el buen gobierno, de cualquier manera apropiada y con todo el mundo, incluyendo a jóvenes sandinistas”, en referencia a miembros del partido de Ortega, reelecto en las elecciones con 62,4% de los votos emitidos, según datos oficiales.

Pero si el gobierno de Ortega se vuelve “aún más autoritario, debemos prepararnos para reducir o eliminar la ayuda y reconsiderar nuestra presencia diplomática”, advirtió no obstante Callahan.

La candidatura de Ortega fue “ilegal, ilegítima e inconstitucional”, ya que la Corte Suprema le permitió postularse en un fallo que fue “una farsa”, y los comicios estuvieron marcados por “un serio fraude”, subrayó.

La jefa de la comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, la republicana Ileana Ros-Lehtinen (Florida), denunció el “fraude” electoral y pidió a Obama “no reconocer a Daniel Ortega” y “pedir nuevas elecciones libres, justas y transparentes”.

Ortega, junto a los mandatarios Hugo Chávez (Venezuela), Evo Morales (Bolivia) y Rafael Correa (Ecuador), “amenazan” la estabilidad regional, afirmó Ros-Lehtinen. “No podemos permitir que estas injusticias continúen sin consecuencias”, exaltó.

Ros-Lehtinen pidió además no enviar un nuevo embajador a Nicaragua, donde la sede diplomática la encabeza un encargado de negocios desde la salida de Callahan.

Horas después de la audiencia, Obama designó a la actual embajadora en Panamá, Phyllis Powers, como nueva representante para Nicaragua. No obstante, ella debe ser ratificada por el Senado, un proceso que puede verse entorpecido por el malestar entre algunos senadores que denunciaron las irregularidades.

Ros-Lehtinen comparó la “mano dura” del gobierno Obama tras el golpe de Estado en Honduras en 2009, con su actual actitud “pasiva” ante Nicaragua.

“No tenemos un liderazgo en Estados Unidos” capaz de exigir democracia, secundó el republicano Connie Mack, también legislador por Florida y jefe de la subcomisión para América Latina de la Cámara.

En el Senado, el republicano Marco Rubio y el demócrata Robert Menendez, introdujeron este jueves una resolución que llama al gobierno a tomar “inmediatas y significativas medidas” para “restaurar el orden constitucional” en Nicaragua, incluyendo oponerse a créditos de entidades multilaterales a ese país.

El “declive democrático” en Nicaragua “requiere de una reacción fuerte de Estados Unidos y una movilización de nuestros aliados”, dijo Rubio, senador por Florida, quien ya amenazó con bloquear en el Senado las nominaciones de Obama para cargos a América Latina.

La administración Obama denunció pocos días después de los comicios nicaragüenses irregularidades y falta de transparencia, y luego pidió a la Organización de Estados Americanos (OEA) que revisara el estado de la democracia en Nicaragua.

Observadores internacionales detectaron irregularidades en las elecciones y la oposición denunció fraude, pero el gobierno de Ortega desestimó las denuncias y a su vez, ha acusado a Estados Unidos y a opositores de actividades desestabilizadoras.

Los demócratas, por su parte, llamaron en la audiencia a mantener la cooperación con Nicaragua para evitar aislar a Estados Unidos de la región.

“A corto plazo, debemos resistir la tentación de recoger nuestras cosas y marcharnos”, dijo el demócrata de mayor rango en la comisión, Howard Berman.

“Retirarse de Nicaragua y otros países que parecerían adversarios en América Latina simplemente aislará a Estados Unidos”, alertó Jennifer McCoy, una directiva de la organización Centro Carter, que rehusó observar las elecciones alegando que no estaban dadas las condiciones para evaluarlas adecuadamente.