La Policía de Quito pidió disculpas tras asumir la responsabilidad este viernes por la rebelión que centenas de uniformados protagonizaron hace un año con saldo de diez muertos, y que el presidente Rafael Correa asegura fue aprovechada por opositores para intentar derrocarlo.
“En nombre de mi gente, de mis policías, quiero pedir disculpas por lo que sucedió en ese fatídico día” en la capital ecuatoriana, declaró el comandante de la Policía de Quito, coronel Juan Rueda, durante una ceremonia policial.
Agregó que como comandante de Quito “asume, en nombre de sus compañeros, el deber histórico y ético de responsabilizarnos ante el pueblo por los hechos vergonzosos de aquel día”, en que Correa fue agredido por policías que protestaban contra una ley que eliminó bonificaciones por ascensos.
“Pedimos disculpas públicamente” a las víctimas de la revuelta, afirmó Rueda, aludiendo a los cinco muertos en Quito (incluidos dos policías y dos militares) y otros cinco en el puerto de Guayaquil (suroeste) durante saqueos, además de unos 300 heridos.
“Pedimos perdón por el sufrimiento causado”, subrayó el oficial.
El comandante general de la institución, Patricio Franco, expresó en el mismo acto que “ser policía de Ecuador es saber decir me equivoqué y proponerse no cometer el mismo error, es levantarse cada vez que se fracasa con un espíritu de aprendizaje y superación”.
Franco ya había ofrecido disculpas por estos hechos un año atrás.
Durante la insubordinación, Correa acudió al principal regimiento policial de Quito para tratar de aplacar la protesta, pero fue agredido y debió refugiarse en un hospital vecino de la Policía del que fue rescatado once horas después mediante un operativo militar, que se produjo en medio de una cruenta balacera.
El gobernante sostiene que la oposición y policías corruptos promovieron un intento de golpe de Estado, en el que fue secuestrado y se intentó asesinarlo.